lunes, octubre 20, 2008

SI NO ES AMOR


Si no es amor, pero amor sin adjetivos que lo apuntalen, sin adornos ni condiciones, permitir que, quien en esos mismos términos dice sentir y está contigo, ponga sus manos sobre la tibia piel en ocasiones- bastantes a decir verdad- objeto de su cariño y, “ a más a más”, cuando las extremidades de esas extremidades dichas, pretendidamente acariciadoras, resultan terminales a una temperatura que es propia de las sardinas congeladas, que venga ZP con su tropa de angelicales acólitos y afirme si es digna o no, tan tolerante anuencia, de figurar entre los entrañables procedimientos humanos atribuibles a ese invento suyo de la ALIANZA DE CIVILIZACIONES. Porque, digo yo, estar sujeto a impresiones como la citada, casi lindantes con la agresión gamberra que  se ejerce en los recintos universitarios y colegios mayores cuando alumnos nuevos y veteranos se reúnen por primera vez- coincidencias denominadas novatadas en su día y hoy costumbre inconcebible gracias al imperio de su seudónimo: ACTOS DE INTEGRACIÓN- es una conducta cuyo valor pudiera equipararse a cualquier otro proceder heroico. Así que sí, el amor se sustancia cuando uno sufre un colapso glacial y, sin embargo, en el peor de los casos, salda el asunto con una tímida protesta. Y es amor, peinarse como a todo varón se le supone, sabiendo que habrá que armar la más encantadora de las sonrisas acto seguido: ella, inasequible al desaliento, consumará sus ínfulas de diseñadora mediante un estilista rastrillado del cuero cabelludo, maniobra que logra modificar a su gusto el oportuno orden piloso. Pero es amor, admitir que será como a ella le parezca el “torpe aliño indumentario” que a uno le corresponde. Es amor, con todo y la que vivimos sin saber qué hacer con el puñado de perras que teníamos por ahí, para un capricho un día o, en guardia a tiempo, intuyendo el advenimiento de  la serie de infortunios con las que la vida nos exige el precio por tanto otro y tan bueno; es amor, deslizarse horizontalmente sobre el lecho de la noche de cada jornada y, al amanecer de nuevo, feliz porque la parca no nos ha robado durante el tránsito lunar, atento a hacer en breve, bien, aquello que sabemos hacer bien y por lo que nos pagan un salario nunca del todo justo, es amor, atravesar el umbral de las responsabilidades laborales de lunes a viernes y advertir una vibración a la altura de la entrepierna… no, los reservorios del pantalón son el lugar al que me refiero , por el “celular”, como se decía en el principio de los tiempos tecnológicos. Y es amor porque el cariño, sin necesidad de adjetivos que lo apuntalen, es una frase de saludo y aliento que se lee en el visor de una cajita parlante enviada por quien se redime en esas y se convierte en acreedora de ternura en cada abrazo, en banquera de salud que hace préstamos a fondo ganado para dos.

 

Claro, he dicho.

sábado, octubre 18, 2008

ES LO QUE DESEO


No sé si serán unos minutos o llegará la hora. Digo de la división, del fragmento temporal de la jornada, espacio durante el cual, si no fuera por el constante y el aborbotonado despliegue de las blancas crestas con las que el oleaje se distingue, conoceríamos de la mar solo la presencia de una masa oscura. No lo sé, pero soy y estoy aquí, con la sola intención de contemplar y permitir a todo lo de mi alrededor, en su esencia, que me adopte como materia permeable dentro de la que residir… Ante mis ojos los ahogados. Cadáveres de los que emerge nada más la calavera. Abultamiento de colorines como lo son los cráneos de azúcar siempre que acontece la Fiesta de los Muertos en México. Muertos que flotan, condenados a señalizar el océano porque se jugaron la vida y la perdieron envidando imprudentemente: porfiaron sin cartas y el farol de la soberbia les descubrió. Para entonces, nadadores seguros de sí incluso cuando flamea el rojo; bañistas, temerarios; simples ignorantes acostumbrados a la ley de sí mismos, eran parte del todo fatal en cuanto a convocados por la negra parca. Porque la muerte y la vida, el haz y el envés, las dos caras de la moneda del existir, son el mar y sus misterios. La mar que tiembla llena de cicatrices o quizás se desasosiega trémula de bocas dispuesta a comunicar dos mundos con un beso. La realidad de los calamares gigantes y las sirenas con el insistente ir y venir de los pescadores. Un paseo filosofal al que interesaría asistir para saber que se dicen  de la mano Achab y Moby Dick y las ganas infantiles de retener las aguas mediante fosos de arena cuya defensa se otorga a castillos imposibles… Dentro residen nuestras fantasías y parte de los temores más horrorosos que pudieran presentársenos. Pero dentro está la alegría, el resplandor de una lira que solo conoce melodías para acompañar la sonrisa generosa, la sonrisa, tranquila, el rostro de gesto confiado porque le han embadurnado de ilusión las horas. Ella tardará, se asegura el vuelo de las tijeras por sobre la cabellera de su gracia emparejando el corte solicitado para resultas de menor volumen. Pero el paseo es paz y a lo lejos una vela maniobra navegando cerca de la Isla de Tabarca… A lo mejor, si corriera la voz del progresivo hundimiento de esa franja de tierra, por lo demás tan visitada durante el verano, con ser un bulo, parecería que es asunto a lo veneciano por ocurrir y llamara a la curiosidad y el morbo de viajeros y visitantes, recuperándose así cierto pulso turístico y, por lo tanto, comercial. Nos mueve mucho más la deformidad y la sangre del indivíduo rendido contra el asfalto que  la suerte artística de un comportamiento natural en el entorno más próximo. Pero, en fin, reclama su sitio la luna ya, sobre el horizonte y los faros de su auto me convocan. Voy a ella para seguir mejor. Es lo que deseo. 

miércoles, octubre 15, 2008

DE LOS OTROS SUCESOS 1

RUDECINDO COLONIALES, ATLETA CON LA MEJOR MARCA DEL MUNDO EN LA ESPECIALIDAD DE CRUCE URBANO, REGRESARÁ, EN LIBERTAD, AL BARRIO.

 

El juez Blas Velasco, titular de la Comisión Disciplinaria para Asuntos Deportivos de la Audiencia Nacional, ha puesto en  libertad, sin cargos, a Rudecindo Coloniales, atleta aún poseedor del mejor registro en la especialidad deportiva que le ha hecho famoso: cruce urbano. Al salir de los Juzgados De la Plaza de Castilla en Madrid, Coloniales apenas quiso hablar con los informadores. Sin embargo no se rompe secreto alguno al afirmar que será la ciudad alicantina de Elche el primer y próximo destino para quien ha sido noticia desde el año pasado a nuestras fechas. Su nombre apareció entre los de una trama descubierta por la Guardia Civil dentro de lo que se llamó OPERACIÓN PUERCO. Coloniales y otros populares  deportistas  fueron relacionados con el doctor Eufemiano Puentes. Todos  cochinísimos tramposos y consumidores de EPO que les era facilitado por el mencionado galeno.

 

Rudecindo comenzó su vida deportista muy joven, en apuestas con los chavales de su barrio. Cada órdago de los suyos era respaldado por la misma intención triunfal. Porfiaba con los otros asegurando su meta al otro lado de la calle sin que la marcha de ninguno de los autos oportunamente retenidos ante el paso de cebra sobre el que él realizaría su carrera, pudiera atropellarle. Tal práctica era comportamiento a imagen y semejanza de una costumbre muy extendida en Estados Unidos difundida en algunos programas de televisión por aquella época. Coloniales triunfaba siempre sobre la compaña y, a pesar de los muchos revolcones que sufrió, participó en competiciones y campeonatos, primero locales, provinciales, nacionales y de todo el mundo. De hecho y con todo lo ocurrido, sigue en su poder el record absoluto en la especialidad y es campeón de cruce urbano al atravesar antes que nadie, y sin un rasguño, las grandes avenidas de las más importantes capitales de los cinco continentes.

 

Antes de relacionársele con el doctor Puente se sospechaba de los resultados conseguidos por Rudecindo algo al margen de los circuitos federados de competición. Se atrevía a correr logrando tiempos inconcebibles, incluso para un superatleta, atravesando avenidas repletas de tráfico.

 

Su silueta encarnada- siempre vistió de rojo para sus empeños deportivos como profesional- era conocida, no solo en los ámbitos deportivos, sino que dio lugar a presentaciones y comerciales publicitarios de varias muy conocidas marcas. Ahora, tras la sentencia en la que se le absuelve por falta de pruebas, dictada por el juez Velasco, Rudecindo Coloniales regresará al viejo barrio de Altabíx, quizás para descansar y plantearse su futuro entre sus amigos y familiares, los de toda la vida, o pensando en quién sabe qué nuevas hazañas de las que se harán eco- no siempre para bien- taxistas, conductores de autobús y chóferes varios que le reciben también con división de opiniones.

 

 

 

martes, octubre 14, 2008

¡Y POR QUÉ NO?


Pues, ya estamos aquí… Estamos, quienes leen y el que proporciona, en este lugar, esa lectura.

 

Y la primera cuestión es: ¿por qué tantos días sin actualizar el sitio, término, el de actualizar, con el que se denomina la inactividad, el atraso, la antigüedad en Internet…?

 

Pues porque… porque… Sí, porque la crisis nos ha sacado de nuestras casillas.

 

La crisis. Un acontecimiento propicio para elaborar disculpas o achacar responsabilidades, cierto. Ocasión de desastre económico que, de tanto mencionarse, produce empacho y supone descrédito de tanto como se usa para lo antes dicho.

 

Pero, bien, la crisis.

 

Desaceleración, crisis, recesión, ¿quiebra?... Terror en los bolsillos, en las constructoras, en las inmobiliarias, en los bancos y en los estados. Todo a salvo de la fortuna obscena con la que se pasean por este o por  cualquier lugar los que amasaron dinero sabiendo, seguramente, que vendría lo que acaba de llegar.

 

El caso es que nos rasgamos las vestiduras, declamamos como en la tragedia escénica y nos animamos los unos a los otros entre plañideras cuales lo son en lides como las que vivimos. Lo hacemos no sin razón porque el asunto es serio. Otra cosa es que la solución de la hecatombe vaya a correr a cargo de los de siempre…

 

Sin embargo, no sé por qué, constatando que la humanidad y cada una de sus sociedades carecen de bondades y valores hasta el punto de propiciar un retroceso tan grave como el económico, hacemos como el que se encoge de hombres y damos por válido lo que hay resignados. No lo sé y me parece casi obsceno que nos tentemos solo la cartera: estaría bien palparse el corazón para saber cual es el índice de pulsaciones que nos hace dignos de vivir.

 

Mas, regresamos y contentos.

 

¿Y por qué no?