jueves, diciembre 30, 2010

PORQUE ÍBAMOS A TOMAR CAFÉ


Al fin una tregua, una tarde de sol… La mar está acostada. Hace la siesta. Apenas un resuello de abismos regurgitados clama en la orilla. Y, de ese apurarse sobre la arena hasta dónde no hay ojo que pueda discernir, una gran sábana de desteñido azul, casi blanco… Una vela escolta la travesía de la aparentemente inmóvil isla de Tabarca y poco más. Tú dices que es un submarino a vela, sumándote a la metáfora naif de la que suelo hacer gala cuando me refiero a dicho promontorio sobre el Mediterráneo, y me preguntas cómo me gusta más el mar, así, desmayado, o colérico como en el Norte… Improviso una respuesta que, sin embargo, sé que voy a escribir ahora: visto, como lo recuerdo durante días imperiales, sea desde tierras cántabras o asturianas, imponente, pleno de audacia orgulloso y soberbio, me estremece hasta la duda: ¿de qué guerras viene o que batallas se apresta a iniciar?... quieto, como hoy, cuando ni siquiera se mece, silente como si fuera un desierto lunar, cunde el asombro en mí e intento averiguar si se trata de una estrategia para que nos confiemos y someternos de pronto. Ni siquiera los peces que en otras ocasiones saltan refulgentes como brazos de eléctrica armadura de plata, se asoman en esta tarde que forma parte de un día seguramente propicio a la hora del ángelus- digo que lo habrá sido- para asolarse cubiertos del mínimo de ropa posible. Callan a esta hora incluso los niños- ¡No me digas Herodes que has sido tú!- y sentarse a mirar- porque en movimiento se ve, sí, se distingue, verdad, pero nada más hasta el punto en que se puede- sentarse a mirar supone un lujo inimaginable para los que sabemos de la escarcha sobre las barbas a seis bajo cero por tierras de Castilla… Creo yo, no sé que te parecerá a ti, que este es un bien sin precio para el que no hace falta gastar dinero, formar parte de ningún club señalado ni amañar con el poder privilegios. Un bien magnífico, disponible a todas horas, cuyo disfrute dependerá de las manifestaciones atmosféricas de la jornada en cuestión: a unos les viene mejor el relumbrón solar que la tormenta, pero incluso cuando desde los cielos tórnanse lanzas las cañas la mar es igual de hermosa. Sí, ya lo sé, impredecible, dueña de sus intenciones e inmisericorde a la hora de serlo. Pero hermosa, amigable, magnífica, como cuando te arrancas a bailar de esa manera tan tuya… No es broma, ese meneíto de coches de choque y algodón de azúcar, me arranca siempre una sonrisa y aprecio en mí una ternura de la que me enorgullezco y que a ti se debe. Es lo que hay. Con leche y que la leche sea templada.




















jueves, diciembre 23, 2010

ANTES DEL BRINDIS


Me vas a perdonar o no, pero seré franco, o mejor, Franco no, porque no son bienvenidos los dictadores fantasma. Seré leal, sincero hasta el punto de la incomodidad, porque mereces conocer lo que de verdad pienso. Incluso si no te gusta… Nunca me verás haciendo gala pública de las excelencias que ocasionalmente puedan atribuírseme ni pensé nunca en proclamas que notifiquen con altavoz lo bueno y magnífico que resulto “los martes jueves y martes de cada semana”. En privado reclamo honores, es cierto, solicito loas, admito romances que inmortalicen mis logros y toda recompensa es recibida por mí como contribución al talento generosamente ofrecido por quien esto redacta. Vale. ¿Por qué? Porque me gusta reafirmarme. ¿Es malo? Creo que no. Conviene estar, en la medida justa de las cosas, contento con uno mismo y sus valores. Por eso, cuando advierto que aquello que pensé o sostuve es refrendado por acciones o discursos de terceros, sobre todo si esos a los que aludo son personas de acreditada reputación, digo para mí: “vaya, este soy yo; estoy en mi camino y no es malo”… Así es que, cuando me has contado hoy y he sabido de ese instante de verdadero amor, de fraternidad íntegra que tuviste con quien fue tu alumna- y sigue reclamándote como su maestra a pesar del paso de los años y el progreso que le ha llevado a superarte, seguramente por la extraordinaria labor que desarrollaste en su día, como después y ahora con otros- cuando terminabas de hacerlo y recibías mi abrazo para romper a llorar, emocionada como los que sienten que todo merece la pena porque se llega tocar el cielo de los afectos, verifiqué lo acertado que estoy cada vez que digo tu nombre y lo emparejo con el significado de excelencia: “superior calidad o bondad que hace digno de singular aprecio y estimación algo”. Porque eres una mujer excelente, una profesional digna de figurar entre los mejores y, en lo que pueda suponer ser y efecto de enseñanza, maestra. Lo demuestra que acaeció lo que compartiste conmigo, que hubo y hay entre vosotras ley de bien, lealtad y amor como el que saben demostrarse los amigos. Y al conocer esta prueba, una más de las que “ilustran” la opinión que manifesté y sigo teniendo como propia al contemplar tus razones personales, triunfo. Pero triunfo, además, porque sé que te quieren. Que te quieren como consecuencia de tanta lucidez como bondad y me place como no te das idea que sea así, que consideren con la fuerza de los hechos que te aprecian, que eres respetada y valorada hasta el extremo. Porque decir el extremo no es apelar a la exageración, no contigo, es referirse a lo sublime por cierto y merecido… Luego ya me invitarás a una cervecita de esas que te gustan tanto y menos a mí que ya me ocupo yo del cava.


miércoles, diciembre 15, 2010

DE LA TERNURA


Desde que descubrí su emisión, me desconecto o estoy fuera de servicio para el resto del mundo de diez y media de la noche en adelante, los miércoles. Hablo de la serie de televisión BOSTON LEGAL… Sin embargo, recuerdo el martes. En verdad porque no tenía otra cosa que hacer y ya que aposentarme sobre el sofá constituía una opción de desmayo bastante aceptable, lo hice, consentí que mi humanidad reposara y ante la tele. En la pantalla el más borde de todos los médicos imaginados y bla, bla, bla, bla, bla… Terminaba, tiempo después, uno de los capítulos protagonizados por el doctor House y, con él actor que encarnaba a tal personaje, su amigo el doctor Wilson más los padres del paciente que trató durante la ficción dicha y el aludido mismo en escena, me “desamodorré”. El puntillosísimo galeno se dirigió al colega mencionado mientras la familia iba saliendo del hospital diciendo: “El primer beso con lengua que damos es un diez; salvar a un hijo de la muerte es un diez; estos dos- se refería a los padres pensando que la satisfacción por los buenos resultados de salud de su hijo eran de calibre menor a causa de la pesada carga que suponía responsabilizarse de un niño autista- estos dos dan un seis”. Entonces, el niño, que soportó parte de su estancia entre batas de matasanos entretenido con una videoconsola, se acerca a quien le curó y le entrega la máquina de jugar… “Eso es un diez”, dice cuando al fin se van padre, madre e hijo, “Eso si que es un diez”… Sí, me levanté a continuación, sí. Sí porque, incluso en el transcurso de la vida verdadera, la que supera a cualquier cuento, la que contiene lo sublime y abunda en la miseria, en el transcurso de la vida verdadera la ternura es un diez. Hace falta, eso sí, que no confundamos la ternura con cualquier mojiganga ñoña, con balbuceo blandengues o buenismos sin perspectiva. Porque la ternura de verdad es siempre un diez y, a veces, un diez amargo… Y ahora les dejo, son las diez y media y comienza mi serie favorita.

viernes, diciembre 03, 2010

EL AFORTUNADO


Debe ser que todos somos magníficos cuando ha lugar y nos encomendamos a la conquista. Queremos ser aceptados y ofrecemos al otro la versión propia que fascina, el hábito de quien pretende seducir… Luego hay quienes se sirven de tales galas para ejercer una dominación no solicitada, de la misma manera que existen los interesados, nada más, en compartir los detalles de la excelencia que se sabe a ellos atribuibles con las personas a las que se atiende con tanto derroche. Y debe ser que, una vez admitidos indefinidamente- cuando queremos a alguien siempre decimos que es hasta el final que se produce cuando la parca viene a proponernos un viaje no querido pero del todo natural- aprovechamos para relajarnos y vestir en pijama. Claro que no dejamos de ser quienes somos, no desaparecen nuestras virtudes por ese mismo hecho, aunque las taras o defectos afloran cual se aprecia la basura debajo de la alfombra estupenda. Pero, sea que un día nos levantamos ocurrentes para festejar la vida, desempolvando del armario de nuestra conducta el deslumbrante terno con el que logramos persuadir a quien soporta de nuestra parte pereza, egoísmo, orgullo e incuria por ejemplo- porque no sentimos bien, como entonces, como ayer, y repetimos aquellas ganas en honor a lo que fue y merece seguir siendo- o a causa de la toma de conciencia que supone admitir lo mucho que se nos tolera a cambio de bien poco, repetimos el cenit de la magnificencia una vez alcanzada, y conquistamos, seducimos, y logramos que los compromisos, las complicidades, el tiempo, las emociones, el empeño por ser y tener juntos, retorne a experimentarse. Acaso por ir en traje de dormir jornada tras jornada, trasmitimos rendición, decadencia o acomodaticio imperio y oficiar una llamada de atención como tal vez se nos demande o nos apetezca obliga a tales conformidades… Lo digo porque te quiero. No sé si te das cuenta pero es algo que, si silencio cada media hora, es porque a mi mismo me resultaría cargante. Seguro que a ti no, ya lo sé. Vosotras sois distintas- algunas- y tenéis otras necesidades… Pero te quiero y cuando descubro en ti esas cosas que haces, me refiero a esas danzas de adorable payasa- por mencionar algo mínimo y a la vez gigante- lloro interiormente de felicidad. Me encanta ser un tipo con suerte y contar con tu inacabable paciencia… Ya sabes, a pesar de lo que digan mis “ex novias” el afortunado soy yo.

miércoles, diciembre 01, 2010

¿ES UN SUEÑO?


Lo que importa es la persona y que el galardón es merecido de verdad… Se ha concedido el Premio Cervantes 2010 y Ana María Matute, veterana y reconocidísima escritora, con sillón propio en la Real Academia es la autora que suma otra gala a las muchas que le son conocidas. Yo me descubro y el homenaje que quiero dedicarle es su propia palabra. Por eso anoto aquí la parte final del discurso* que pronunció al iniciar su andadura como académica de la lengua.


“… Escribir es un descubrimiento diario a través de la palabra, y la palabra es lo más bello que se ha creado, es lo más importante de todo lo que tenemos los seres humanos. La palabra es lo que nos salva. Pero no la poseemos sin más, para utilizarla como un instrumento; si la tenemos es porque la consagramos a la búsqueda sin fin de una palabra distinta, no común, laboriosa y exaltadamente perseguida, pero que tan simple, tan sencilla resulta cuando la hemos hallado. Como la reconstrucción del instante en que alguien lloró por primera vez: un momento doloroso y difícil. Qué extraño e insólito, qué asombroso parece, y también, que sencillo y verdadero.

Porque todos y cada uno de nosotros llevamos dentro una palabra, una palabra extraordinaria que todavía no hemos logrado pronunciar. Escribir es para mí la persecución de esa palabra mágica, de la palabra que nos ayude a alcanzar la plenitud; ella es la cifra de mi anhelo: que esa palabra pueda llegar a alguien que la reciba como recibiría el viento un velero en calma sorda y desolada, una palabra que acaso le conduzca hacia la playa, una playa que a veces puede llamarse infancia desaparecida, que puede llamarse vida, o futuro, o recuerdo. Que puede llamarse «tú» o «yo». (...)

La palabra «hermano», la palabra «miedo», la palabra «amor», son palabras muy simples, pero llevan el mundo dentro de sí. No siempre es fácil, ni sencillo, descubrirlo. Hay que intentar alcanzar el oculto resplandor de esas palabras, de todas las palabras, o de una sola que todavía nadie oyó nunca pronunciar.

Toda mi vida ha sido una constante búsqueda de esa palabra capaz de iluminar con su luz el país de las maravillas que tanto nuestro mundo como, sobre todo, nuestro lenguaje albergan, y que no siempre nosotros sabemos indagar. Porque las palabras –lo diré, para terminar, con los versos que cierran el poema de «Alicia»–: «Invaden un País de Maravillas... / Es como ir por un caudal corriendo, / Ligero y tan fugaz como un destello...»
Porque «La vida, dime: ¿es algo más que un sueño?»”


*En la dirección que sigue se puede encontrar la alocución completa…
http://www.aragonesasi.com/casal/matute/matute01.htm