viernes, noviembre 25, 2011

RECORTES

Recortes. No de prensa. No recortables de aquellos antiguos. No. Recortes. Recortes en sanidad, en educación, en la industria, en el comercio, en la ciencia, en la cultura… Recortes. Dinero que no se invierte. Dinero que no se emplea en ofrecer servicios. Es la crisis. La crisis y el empeño administrativo del que han hecho gala los responsables de gobierno y sus equipos en todas las instancias, incluyendo a políticos y técnicos de muy distinta procedencia ideológica, célebre por el nefasto desorden a la hora de ejecutarlo. La perversa creencia de entender la vida como una huida hacia adelante. Gastar lo que no se tiene para disponer de bienes y servicios, luego sin función porque las deudas hay que pagarlas. Todas… Y, ¿qué consecuencias tiene todo esto? Pues malestar, protestas, denuncias, probablemente huelgas, seguramente empobrecimiento humano- no sólo económico- y deterioro- mayor- de la convivencia. Mas, el relato de los efectos que acabo de exponer, de manifestación creciente con toda probabilidad, ni se ha acompañado ni creo que se acompañe, de propósito alguno que suponga una conducta parecida a la que regía los actos de campaña del compañero Alfredo. Rubalcaba expuso en varias ocasiones, cuando se le preguntaba por los malos resultados que le deparaban al PSOE las encuestas, su voluntad de trabajar más a fin de superar las adversidades. Una actitud ejemplar aunque no haya servido para generar la confianza que la bancada socialista hubiera deseado, pero, tal vez, logro por el cual hayan obtenido el mejor número de diputados electos posible. En todo caso, contra las dificultades, mayor esfuerzo, más cuidado. Suponiendo que sumar horas a las horas de trabajo se haga con la mejor disposición y a pleno rendimiento, ¿quién puede dudar de que esta sea una receta en verdad aceptable?... Pues bien, nadie la adoptará. Ni se espera que suceda tal catarsis. Digo de una declaración sincera, e inmediata puesta en marcha por parte de quienes van a quedar a cargo del tejido social y económico del país- no sólo las autoridades sino la totalidad de la ciudadanía activa- para obrar como predicaba el compañero Alfredo: más ganas, más esfuerzo, más talento, más trabajo, más horas. Sí, por menos dinero incluso, por menos derechos, por una calidad de vida menor. Pero, ¿quién se atreve a dar el primer paso? Por los que quedan en un lugar precario y por los que aún disfrutan de techo, avío y comida. ¿Quién? No, nadie. Ya lo sé. Porque no diré que las protestas que están por llegar sean inadecuadas. Ni injustas. Ni razonables. Pero, igual que el camino negativo, el habitual, es identificar a otro como único culpable de aquellas cosas en las que todos tenemos responsabilidad- la que sea- el positivo debiera ser demandar justicia a la vez que se hace todo lo posible- sí, esta vez de verdad, solidariamente- para salir de una catástrofe colectiva cuyo suelo aún se desconoce allá, en el abismo. Otra vez lo digo: es lo que hay.

sábado, noviembre 12, 2011

NI TIRIOS NI TROYANOS


Claro que hay gente honrada. Naturalmente. Gente honorable gracias a la cual, por el ejemplo de sus actos, respiramos algo de verdadera humanidad. Digo, entendiendo humanidad, no sólo como el conjunto de seres pertenecientes a la especie sapiens, sino en el acuerdo de usar el nombre para designar un concepto de excelencia posible. Así pues, vale la pena experimentar el día a día con confianza. Algo que en tiempos de crisis es todo un aval. Pero los tramposos quieren pasar por gente respetable también... ¿A qué viene tal afirmación? Cronista GUADAQUE* de lo que les acontece a las personas, ofreció, recientemente, el relato de uno de esos episodios tan habituales en estos días, cuyos protagonistas, una pareja de propietarios a los que les urge hacer incluso lo imposible para evitar que la pérdida de su vivienda, por impago, suponga sólo un capítulo más del calvario deudor al que se han visto sometidos, creen estar experimentando una epopeya personal. Leída la noticia sin embargo, de épica empresa nada. Concedamos, todo lo más, que la naturaleza del conflicto se asemeja, mejor, al brete de pícaros que sin privarse de su propia incorrección medran y medran hasta salirse con la suya. Perjudicadas son las dos partes: los del banco que facilitaron dineros en suma adecuada para que los pipiolos, entonces sin trabajo, pudieran adquirir su nidito de amor, y los dichos enamorados, ahora morositos y vengadores. ¿De qué? De su dignidad y economía los unos… “Que se queden con la casa”, pongamos que hayan dicho, “Que se queden con ella esos usureros. Y si no, que no nos hubieran prestado nada: ¡si por amarrarnos al yugo capitalista, fiaron la bolsa prometida sin exigir aval alguno!”... Los otros los depositarios del parné, respaldados por la ley, a lo que entienden les corresponde: cobrar, cobrar y cobrar. Al fin, una villanía que se opone a otra. Porque temerarios son quienes pretenden un bien cuyo importe supera la renta de la que disponen, temerarios y chulos si se jactan además de su lamentable audacia, y escasamente considerados socialmente los que, conscientes de utilizar unas artimañas comerciales donde se imponen verdades a medias, suplen la ponderación que debiera estar presente en toda humana inteligencia por el enroque legalista más inoportuno, origen de desconfianzas y enconos muchas veces más que razonables. Pocas voces se atreven a decir bien alto que lo que venimos padeciendo durante este ciclo de desmoronamiento inacabado tiene responsabilidades varias. Las de los gobernantes, la de los empresarios, la de los trabajadores, la de los profesionales y las de la gente de a pie. Hemos vivido por encima de nuestras posibilidades y ahora queremos que nos resuelvan los problemas otros. Nos decimos engañados, en perenne estado de ruina por estafa, callando que los dados que llevábamos para jugar también estaban trucados. Nos rasgamos las vestiduras por que la letra pequeña y porque la ley eran redacción de la que nada se dice en TWITTER o en FACEBBOK, pero callamos que desconocer tales términos es responsabilidad de cada uno de nosotros. Ahora que las vacas flacas se han presentado nos volvemos vegetarianos apresurándonos a esconder las astas de las reses que hace cuatro días devorábamos protestando de lo engañados que nos tenían los ganaderos, los carniceros y todos los demás “ceros”. “Siempre quisimos comer cebollas”, decimos ahora que no tenemos otra cosa que cebollas para comer, y lloramos… Porque, hay gente honrada. Poca, pero la hay. Ninguno de nosotros. Ni bancos, ni hipotecados, ni tirios ni troyanos. Eso es lo que hay.



(*)
  http://www.guadaque.com/index.php?option=com_content&view=article&id=22081:la-pah-apoya-a-una-familia-que-quiere-la-dacion-en-pago-para-cancelar-su-hipoteca&catid=1:local&Itemid=53



Publicado en GUADAQUE el 12 de noviembre de 2011