domingo, enero 09, 2011

USTED


Usted es una antigualla, un anacronismo según el parecer de ciertas personas que tienen para sí el respeto que se le ha de dar al desconocido o la consideración que merece quien acredita excelencia, desautorizándole y suprimen ese trato de primeras o con sólo intercambiar dos palabras, sean de viva voz o por escrito… Bien, cada cual hará de su capa un sallo conduciéndose como crea conveniente- en especial los aludidos porque se sienten autorizados a todo- por más que eso lesione a terceros. Son gentes que afeaban al fumador la oportunidad de prender un pitillo sin consultar antes, sin pedir permiso y que ahora le denunciarán en el caso de tener a un infractor de la nueva ley antitabaco a tiro. Los mismos que suelen aceptar complacidos como sus retoños arman la “marimorena”, por ejemplo, en un restaurante, a pesar de que generen indigestiones y dolor de cabeza. Aquellos que, carentes de toda noción de cortesía e higiene, bien por ignorancia, bien por soberbia, suelen exponer públicamente redacciones que desmerecen el nombre de texto por lo “enmerdado” ortográfica y gramaticalmente de las piezas dichas. Ellos a la carga contra usted y yo, yo diré que usted, sin embargo, es uno de los pilares de esa buena educación que hoy brilla por su ausencia. Porque lo que de verdad es para dejar perplejo a cualquiera consiste en celebrar como trasnochado que alguien dé los buenos días al entrar o salir de un local, en la escalera de vecinos o dirigiéndose por teléfono a particulares, administraciones o empresas. Consiste en dar por raro todo comportamiento que tienda a lo exquisito, a lo ordenado, a lo pulcro, tanto en los actos como en la palabra. Es inaudito que triunfe la vacuidad del “tú” como cuño de curso popular que vale para todo. Y eso que admitiré el veneno de quienes aseguran que usando el “usted” se cometen grandes desafueros. Pero, también es verdad que, ”será un cafre”, como suelen afirmar los amigos de este tipo de especímenes, “un cafre, pero nuestro cafre”. Un cafre como tantos, al fin, porque quien de verdad se propone el ultraje lo hace revestido de todas las imposturas posibles, sin contar además con la miseria humana residente en cada uno de los seres de nuestra especie. Pero un cafre sin educación suma a su desgracia la de pasar también por mostrenco... Así que, usted tiene los días contados, sobre todo porque la principal excusa para eliminarle es la edad. Ya sabe que no está bien visto nada que supere, al menos de fachada, los umbrales de Peter Pan. Nuestra sociedad ha derivado rindiendo culto a lo entre adolescente y juvenil y los que reciben el trato de usted- cada vez menos, verdad- enseguida protestan aduciendo que así se les hace mayores. Probablemente son de esos que falsean sus años incluso en documentos oficiales, que rechazan el paso del tiempo en plazas y escaparates a los que acuden. Gentes que se ofenden si se les relaciona con jubilados o personas de más edad porque tal detalle es menospreciar su acreditada lozanía. Luego a los abuelos propios que no nos los toquen, ¿eh?, pero ya… De modo que, como son también del imperio- como no quiero esto conmigo lo prohíbo a los demás- pues nada, usted se acabó y punto.

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