Desde la
aparición de esa masa cuya verdadera composición permanece todavía en manos del
misterio- me refiero a lo que se denomina movimiento 15M- arrecian las voces
que proclaman el fin del Capitalismo. Lo dice todo el mundo. En ocasiones gente
que está contenta de haberlo dicho porque está de moda. Desconocen lo que dicen
pero prefieren evitar esa experiencia- horrible- que consiste en advertir como
cae un velo negro sobre el infractor- una manera de llamar al que calla porque no
sabe- acto de prestidigitación que preludia- nada por aquí, nada por allí- su
desaparición. Porque, sin que lleguen a correr la suerte de los acostados bajo
tierra, terminan por suponer incluso menos. Acontece que se les ignora y aparta
y, antes muerto que fuera de la foto, a repetir el sonsonete… Entonces, que
prolifera la sentencia: el capitalismo ya no sirve. El médico diagnostica,
pero, porque repite el diagnóstico sin cesar, o carece de juicio que le avale
para ejercer la medicina, o quiere ganar tiempo mientras encuentra la cura. Porque
la solución se está haciendo esperar. Llega la protesta, se despotrica, se
injuria, y se certifica el deceso. El capitalismo ha muerto. Pero, y ahora,
¿qué? “Pues, no sé. Que lo resuelvan los banqueros que tienen la culpa de todo”.
Y los banqueros: “señores, compórtense”. “Nada, nada” dicen los amotinados. “Improvisemos”.
“Cuando terminemos de usar la guillotina y acabadas las tareas de limpieza,
porque no está bien dejarlo todo ensangrentado, repartiremos el oro del loro,
bolsa sin índice NIKKEI, y que cada uno la guarde en su casa. Nos
comprometeremos a ser buenos con lo que, de paso, podremos deshacernos de los
cuerpos y fuerzas de seguridad y del ejército, para ahorrar en gastos. Las
empresas de policía privada harán bien en dedicarse a la jardinería, por
ejemplo, porque, como vamos a ser angelicales, respetaremos la propiedad ajena,
cosa que no supimos hacer o hicimos a regañadientes durante el capitalismo. Que
se reciclen como poetas o concreten su futuro laboral mediante el estudio, a
fin de ampliar la plantilla nacional de educadores. Sí, que se van a necesitar
maestros. Los extranjeros que vengan a visitarnos o a residir como vecinos
nuestros, tendrán que aprender y recitar el Código de Bondades Comunitario, CBC-
que está pendiente de redactar- o
catecismo laico, que conviene asuman tanto los que puedan dar fe de ser y estar
inmaculados, como los que fracasen a la hora de pasar los exámenes de DON
LIMPIO”… Dirán algo así o regresarán a sus casas…
- ¿Dónde
estuviste?
- En un
funeral
- En el
entierro de la sardina
- No. Le
dábamos el último adiós al Capitalismo.
- ¿Y ahora?
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