lunes, abril 25, 2011
Y, EL AÑO QUE VIENE, MÁS
Concluyen las vacaciones y las imágenes sagradas reposan, por un buen tiempo, sobre sus altares. Los ciudadanos, con o sin desplazamiento de por medio, retornan a sus domicilios y, la vida sigue. Muchos, porque este tiempo de abril ha sido de pluviosidad generosa, lamentaron la oportunidad perdida de salir en procesión. Lo sé porque vi sus lágrimas y sus rostros de desconsuelo. Un abatimiento similar al de algunos tipos, seguidores azulgranas, perplejos y cariacontecidos precisamente por falta de expresión, a causa del triunfo rival durante la pasada final de la Copa del Rey de fútbol 2011. Lo trascendente, pues, hace codo con codo, se toca, como los extremeños. Por eso, si lo del fútbol tiene solución, también puede evitarse la amarga experiencia de un desfile penitencial que se frustra por motivos climatológicos. Pero, ¿cómo? ¿Esperando a otra edición? Bueno, quizás los forofos puedan esperar, pero los cofrades… Una posibilidad es mantener las imágenes en sus parroquias, ya que no conviene arriesgarlas, y que los encapuchados hagan los mismos recorridos por las calles. De este modo podrían constituirse en comitiva trascendente e incluso contar con un duplicado de imaginería que correspondiera a la nómina de sus afectos devocionales. Los turistas y los fieles ganarían doble porque, si la fe obra el milagro de estar con Dios y sus potencias en cualquier lugar, porque él está en todos sitios- cosa que refrendaría la celebración- los curiosos por folclore o cultura disfrutarían la misma en su propio ámbito y apreciarían el original objeto de tan fervoroso misticismo, conservado y fuera de peligro… Ya, ya sé que esto supone una suma de incorrecciones que pueden desautorizar la idea, pero, bueno, muchas veces aceptamos el fingimiento cual si de un hecho cierto se tratase y festejamos que suceda como si aconteciera la maravilla absoluta. Acuérdense de las estrellas de la canción que salen a un escenario para mover los labios sin que en su garganta se origine sonido alguno, por ejemplo. Parecerán en verdad intérpretes y lo serán si los que van a sus conciertos consienten, de modo que… Hombre, se trata de remediar los trastornos que se derivan de algo todavía fuera de control como es el clima y nada más. Es una ruta antipática e incorrecta políticamente hablando, sí, mas, llegados a proponer lo que se postula, entrados en estos senderos, aún se pueden aventurar otras. Las infraestructuras debieran variarse, se requerirían sumas de dinero cuantiosas y la complicidad o buena voluntad de las autoridades. Todo sea por la industria turística y la plena satisfacción de unos fieles que dan sentido a lo que se mueve durante la Semana Santa… ¿Que qué propongo? Aún no sé como llamarlo, no lo sé. En tiempos se especuló con un “manifestódromo” para Madrid, un recinto por el que discurrieran las incontables marchas que se dan en la capital del reino, habitualmente razón de molestia para todos. Y para las procesiones podrían habilitarse edificios cubiertos, como los de los parques empresariales. Grandes naves en las que reproducir trayectos urbanos con plazas y paseos, como se hace para el cine, y salvar, de este modo, las tormentas del inicio de la primavera… Todo esto o, como habrán de hacer los seguidores del BarÇa, aguantar hasta que lleguen tiempos mejores. Sin lágrimas oigan, que cada año trae una oportunidad nueva.
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