Era una tarde de lluvia que bien parecía auténtico diluvio. Estaba solo y aparentemente tranquilo. Aún dueño de sí, entreteniéndose con una pieza de papel a la que daba forma y, sin embargo, pendiente de la tormenta.
- ¿Qué es un avión?
Seguidamente impulsó con su mano izquierda la nave recién confeccionada y estuvo atento a las evoluciones de la misma antes de caer. Un experimento del todo feliz que merecía ser calificado casi de éxito. Con evitar la aparatosidad del aterrizaje- tras planear en círculos topaba contra la pata de una silla- hubiera bastado. Tanto como para intentarlo otra vez.
Así pues, deshizo la manipulación que dio lugar al aeroplano y realizando nuevas dobleces en la hoja, repitió su pregunta:
- ¿Qué es también un avión?... Aquello que permite columpiarse entre las nubes sin necesidad de auparse a los cielos.
El barquito, luego, quedó sobre la mesa.
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