En algunos barrios, incluso nobles, de la ciudad (PÓNGASE LA QUE SE QUIERA) proliferan toda clase de insectos y roedores. Se dice que la introducción de tal fauna en los domicilios particulares es responsabilidad de la empresa adjudicataria del servicio de limpiezas y, en último término, de la concejalía que atiende tales temas. Todo porque hay ciudadanos que se abstienen de pagar las tasas municipales en esa materia y, de este modo, se les presiona para que hagan frente a sus obligaciones. Por lo visto la orden del alcalde es NO MÁS MOROSOS y esta es una de las novedosas prácticas esgrimidas a fin de cumplir con el propósito dicho. El problema, sin embargo, se ha agravado porque los “indóciles animalitos” desconocen el callejero de la villa y lo mismo comparecen en fincas pares que impares. O lo que es igual: como de costumbre, a costa del bolsillo de todos, justos y pecadores.
jueves, enero 08, 2009
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