domingo, febrero 01, 2009

LEYENDA URBANA Nº 10


Parece fuera de toda discusión aunque la unanimidad es imposible. Participar como espectador de un acontecimiento cultural, conferencia, representación, espectáculo de danza o concierto, por ejemplo, conlleva respeto para con el o los convocantes e idéntico trato con los demás asistentes. No todo el mundo lo entiende conforme a las más elementales reglas de convivencia, por desgracia, pero, por injustificada que sea la penosa costumbre de comentar lo que acontece en el escenario, ahora se sabe por qué, en las mismas circunstancias, también en el cine, nunca falta quien dé la nota desentendiéndose de la recomendación, muchas veces previamente realizada, de apagar o mantener en silencio los teléfonos móviles. Casi todas las compañías telefónicas o timofónicas, como se prefiera, hacen una muy peculiar oferta a sus clientes. Si se demuestra que un aparato con número en contrato suena durante la proyección, pongamos por caso del último estreno cinematográfico, obtiene una bonificación que, esta sí, es de baremo distinto según la empresa que propone tratos como los anteriormente referidos. Por lo demás, los requisitos indispensables o normas de participación de estas promociones, señalan, entre otras cosas, la necesidad de someterse voluntariamente a un registro que permita la identificación del paradero del terminal desde el que se opta al premio por GPS y la presencia de un empleado o agente de la compañía en el evento que corresponda. Como se ve el azar es también imperio en este juego y la falta de oportunidades reales de éxito, cuyo sesgo contrario invitaría a participar en masa a clientes y simpatizantes de apuestas y loterías, cuanta, sin embargo, con quienes son incapaces de resistirse a la posibilidad de obtener el oro sea como fuere, dispuestos a perturbar por eso la paz de los patios de butacas.

1 comentario:

Noelia A dijo...

Qué aberración. Digame si entendí bien: ¿dice usted que las empresas de celulares bonifican a aquellos usuarios que usan sus teléfonos incluso en aquellos lugares y bajo aquellas circunstancias que el buen sentido y la lógica aconsejan que no se haga?
Bueno, no sería extraño. Pero no hay que perder la capacidad de asombro, aunque este mundo en el que vivimos puje porque la perdamos.
Y respecto de los celulares que suenan inoportunamente, ay, me da rabia, puesto que si suenan es porque su usuario no lo apagó!