Dicho sea de viva voz
o puesto negro sobre blanco,
ha de valer
y tiene ese rango
cual es sagrada la palabra
sagrada…
Vale por una estampación
de mis labios sobre los tuyos
y viceversa.
Origen y criatura.
Fuente y caudal.
Fósforo que prende
y llamarada.
Iniciación y hábito.
Dulce humedad
y borbotón
que,
aunque saciara
dé lugar a otro beso.
Vale por todas las declaraciones
de amor
todavía sin efectuar
por mí.
Digo de las que he de pronunciar
mirándote a los ojos,
tomándote las manos.
Razón y prez.
Latido y juramento.
Voz de humanidad
y solicitud
de indulgente trato.
Porque todos los días
son nuestros días
y tienen
el sello de lo que
compartimos.
Fraternos,
apasionados
e inteligentemente
cómplices.
Vale, pues,
y yo así lo concedo,
comprometiendo
mi carne,
dueño de mi mente
y contento de vocación
ungido por la ternura
en ti.
2 comentarios:
Muy delicado y bonito poema.
Una belleza de poesía, profunda, íntima. Agradable lectura, sí, señor. Continúo...
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