miércoles, octubre 06, 2010

LA VOZ DE LOS BALCONES


Desde hace un par de años, las ventanas y balcones de muchas localidades acogen, durante las fiestas de Navidad y Reyes, réplicas manufacturadas de Papá Noel o Santa, de Melchor, Gaspar y Baltasar, pendientes de rejas y barandillas. Otros se deciden por el árbol adornado con luces de colores, si no son de los que prefieren el festival casi discotequero o profusión de guirnaldas luminiscentes. Son la prueba de lo que dicen los habitantes de esas casas y vecinos de las mismas en cuanto a sus inclinaciones festivas. Pero no es esta la única ocasión en la que las casas hablan. La bandera de España, otrora flameante cuando se cubría el techo de un edificio en obras, gala para ocasiones religiosas cuando circulan por las calles imágenes patronales y pasos de Semana Santa o señal patriótica generalmente atribuible a los ciudadanos que simpatizan con el conservadurismo, es santo y seña actual de triunfo deportivo. “La roja” ganó el mundial de fútbol y los forofos muestran así su orgullo desde los exteriores de sus viviendas… También el gusto por la naturaleza de muchos- quizás muchas- es notorio en ventanas y balcones. Sobre todo pájaros, palomas, perdices, periquitos y loros enjaulados, de vez en cuando gatos o perros durmientes al sol y, abundando como en un patio cordobés, macetas con plantas y flores diversas. Conviven con las palmas del Domingo de Ramos, o los lienzos y tapices que tiene su razón de ser cuando acontece una celebración espiritual o se ha hecho una promesa. Aparecen de luto con crespones cuando una tragedia conmueve a la comunidad y se hace eco con telas de otros colores en el momento u oportunidad de acompañar, de solidarizarse con un requerimiento social justo. Allí se ven retratos de famosos, artistas, políticos, enseñas de partidos y sindicatos, logotipos de profesionales… La vertiente económica es un expresión de compra venta- la mayoría de las veces- que incluye nombres empresariales, teléfonos y otros datos. Están los toldos y sus estampados, está la ropa de cama aireándose e, incluso, el tendedero más o menos improvisado aunque las normas municipales lo prohíban… Voces y verbos que dicen, advierten, testifican, mencionan, se enorgullecen, toman partido o se divierten y a las que se unen otros clamores casi siempre de origen imperial: el de las gentes que creen que, disponer de las fachadas ajenas para ofender al buen gusto y dañar a los otros es un derecho. Algunos tienen por arte una práctica así. Pudiera ser, pero confunden las formas de las firmas, con hacer la rúbrica donde nadie se lo pidió. Una forma de violencia que se justifica apelando a otras violencias que se dicen recibidas, como siempre: yo soy malo porque este, que es peor que yo me perjudica… A pesar de todo, de cornisas que se caen, de fachadas que se resquebrajan, de paredes sucias y materiales viejos, de arquitecturas indignas y, sin embargo, palacios, en el balcón, hermosa y enamorada como la concibió Shakespeare Julieta, y admirándola e ignorando aún la inmortal tragedia que van a protagonizar a mayor gloria de la vida, abajo, Romeo.

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