jueves, mayo 31, 2007

EL TEMA ERA MADRID


Con aprecio, sin nostalgias...




EL TEMA ERA MADRID



Por Vileta C. Rangel



El tema era Madrid,
Madrid, toda esa peña
dispuesta a socorrerte, a descubrirte,
a envenenarte, a darte cal, a darte arena.
Aquel viejo podrido en el andén,
capaz de encalamarte, si se tercia,
hasta sus piños por dos copas de ginebra.
Los camareros desmochados del Gijón,
las chinches de Carretas,
el rey, chaval, toda su recua.

Oye, nena, aquí hay que mamar o, en fin,
date por muerta.

Madrid, Madrid, qué flipe de ciudad,
cuántas porteras.


miércoles, mayo 30, 2007

ORÍGENES DE LA VIRGEN DE LOS REYES


Bueno, pues sí. Hoy es treinta de mayo, San Fernando, rey. Rey de Castilla y de León. Hijo de Alfonso IX de León y Berenguela de Castilla. Quien casó con Beatriz de Suavia y fue padre, con ella madre, de Alfonso X el Sabio. Todo un lujo de “santoral”. Pero, eso sí, siempre y cuando los partidarios de corresponder con afecto en horas como las que se relatan tengan, al menos, la agenda presta. A mí me bastaron sus besos y para convidar a todos esta leyenda tomada de Tradiciones y Leyendas Sevillanas. Y, “con Dios”, que mañana es jueves.


ORÍGENES DE LA VIRGEN DE LOS REYES



Por José María de Mena



"Estando el rey San Fernando en su campamento de Tablada, durante el cerco de Sevilla, poco antes de conquistarla, le ocurrió cierta noche quedarse en su tienda de campaña rezando. Mediada su oración se adormeció y tuvo una milagrosa visión en la que se le apareció la Virgen, en figura de una imagen muy lindamente labrada, con su Niño en brazos, y le decía:
Fernando, por tu gran piedad, yo te prometo que habrás de conquistar a Sevilla.
Al despertar llamó el rey a su capellán, que era el obispo don Remondo o Raimundo, y le manifestó la visión que había tenido. Pasado poco tiempo se cumplió el celestial aviso, y San Fernando pudo entrar victorioso en la ciudad.
Aposentado en el Real Alcázar, que era la antigua Alcazaba árabe, pasaba el santo Rey muchas horas en oración, acordándose de aquella imagen que en sueños había visto, y para no olvidarla, quiso que los artistas escultores la reprodujeran. Pero ninguno de cuantos artífices había en el reino de Castilla fue capaz de conseguir una imagen que tuviese exacto parecido con la que el rey había soñado.
Cierto día llegaron ante el Alcázar tres jóvenes vestidos con el traje que solían llevar los peregrinos alemanes que hacían la ruta piadosa de Santiago de Compostela y que solían bajar hasta el Sur. Los tres jóvenes peregrinos pidieron ser recibidos por el monarca. Preguntóles Don Fernando qué deseaban y ellos le dijeron:
Señor, somos tres compañeros escultores que hacemos nuestro viaje de 'wanderschaft' o viaje de perfeccionamiento de nuestro arte. Hemos recorrido la Alemania y la Francia, y ahora venimos a tu reino con el propósito de dar a conocer nuestro arte y aprender las reglas del vuestro.
Ofrecióles don Fernando cuantas facilidades quisieran para su aprendizaje, y entonces replicaron agradecidos:
Señor, en pago de vuestra acogida generosa, os queríamos hacer algún regalo. Si nos lo permitís labraríamos para vuestra capilla alguna imagen de la Virgen.
Aceptó el rey el ofrecimiento y mandó a su mayordomo que les entregase cuantos materiales y herramientas pidieran para su trabajo, pero ellos contestaron que no necesitaban nada sino solamente un salón en donde se les dejara trabajar sin ser vistos ni molestados por nadie.
Los encerraron, pues, en una cámara del Alcázar y al cabo de varias horas una criada que movida por la curiosidad miró por la cerradura vio que los tres extranjeros no estaban trabajando, sino arrodillados cantando dulces plegarias en medio de un gran resplandor, y acudió a comunicarlo al rey.
Quiso don Fernando comprobar por sí mismo tan extraña conducta de sus huéspedes y se acercó a la puerta para observar. Entonces reparó en algo que no había visto la criada: sobre la mesa que se les había dado para trabajar, tenían ya hecha y terminada una primorosa imagen de la Virgen, que era exactamente la que el rey había visto en su sueño.
Tembloroso de emoción don Fernando abrió la puerta y al entrar le cegó el resplandor de una inmensa luz. La Virgen sonreía frente a él y los tres jóvenes escultores habían desaparecido milagrosamente, sin que hubiese otra puerta por donde hubieran salido.
Comprendió entonces san Fernando que los tres mancebos eran ángeles y que le habían dejado allí la imagen de la Virgen como un regalo del cielo. Confirmaron este pensamiento del rey los guardas y centinelas del Alcázar, pues en ningún momento había salido ninguna persona por las puertas de la muralla del palacio real, y por añadidura, escultores de Sevilla que examinaron la imagen aseguraron que no era posible haberla labrado en tan breve tiempo de unas horas, y cuyo material no era metal, ni madera, ni marfil, ni sustancia alguna de este mundo.
Consultado el caso con el obispo don Remondo lo declaró por verdadero y cierto milagro, y ordenó que se colocase la prodigiosa imagen en la capilla del Alcázar, con el nombre de Nuestra Señora de los Reyes. Pasado el tiempo y cuando murió San Fernando, dejó en su testamento que deseaba que su cuerpo estuviera sepultado a los pies de la dicha bendita imagen, por lo que la Virgen de los Reyes pasó a la Catedral, poniéndosela en el altar de la Capilla Real donde el Santo Rey tiene su túmulo."

http://www.sevillainformacion-ed.es/diavirgen/virgen5.htm

martes, mayo 29, 2007

ODA


Oda


Por Vicente Gallego


Tú eres canto de amor
bajo la piel traslúcida del día,
circulación del alma en las vistosas alas
de las formas terrestres,
destello que delata, jubiloso,
la condición solar de la materia.
Tú has sembrado en la noche
tu plateada flor iridiscente,
y es la muerte por ti una perla negra.
Tú eres alta embajada
del subterráneo fruto,
y está arriba tu sitio, en la fugaz
superficie lograda de las cosas:
brillo eterno del mundo,
rocío del mirar enamorado.

lunes, mayo 28, 2007

EL VIENTO


Ahora queda a la misma distancia pero estoy más cerca. La paradoja, sin embargo, es lo de menos, porque lo que cuenta es el relato... Entro en la BIBLIOTECA VIRTUAL CERVANTES y encuentro, entre sus muchos archivos literarios, esta pieza que pertenece a la colección CUENTOS DEL HOGAR. Un manojito de narraciones cuyo autor es Teodoro Baró:



EL VIENTO

El viento despertó aterido en la cima de la montaña más alta de la tierra, siempre cubierta de nieve. Su desperezar fue terrible, pues pareció que la cordillera temblaba, y la nieve comenzó a rodar por las laderas, arrastrando cuanto encontraba a su paso. Luego el viento se agitó y rugió.
-¡Tengo frío!
Huyó del monte, dando saltos tan grandes como no los ha dado el animal más ligero. Los árboles más añosos se inclinaban a su paso. El viento no hacía más que tocarles y se doblaban. Al llegar a los valles sintió ya el calor de la carrera y continuó rugiendo y saltando. Otra montaña le cerró el paso, y después de haberla azotado como si quisiera derribarla, subió a sus picachos desgajando árboles y derrumbando rocas y saltó al lado opuesto. Allí estaba el mar.
-¡Despierta, hermano, bramó el viento! ¡Aquí estoy yo!
-¿Por qué vienes a turbar mi reposo? preguntó el Océano.
-Quiero jugar contigo. Despierta.
Y para desperezarle, el viento le sacudió con sus robustos brazos.
El mar se entregó al viento, que le levantó hasta las nubes y le dejó caer con estrépito; luego bajó a cogerle al fondo del abismo, y como locos saltaron, corrieron, brincaron; bramando, silbando y rugiendo.
-¿Dónde está el rayo? exclamó el viento. ¡Me gusta jugar contigo, oh mar, cuando su luz siniestra enrojece las nubes!
-Aquí estoy, exclamó con acento metálico.
-¿Quién habla?
-Yo.
-¿Quién eres?
-El telégrafo.
-¿Qué tiene que ver el telégrafo con el rayo?
-El hombre me ha sujetado a este alambre y ha aprovechado mi velocidad para suprimir el espacio.
El viento soltó una carcajada. Al oírla, las ballenas y los tiburones se espantaron y huyeron hacia el polo.
-¡Sólo falta, dijo el viento, que el hombre suba a las nubes y te aprisione!
-Ya lo ha hecho. Pone el pararrayos encima de su morada y a él me tiene encadenado.
-¡Necio! Te creía más fuerte. ¡Nubes: abríos y azotad la casa del hombre! ¿Dónde estáis?
-¡Aquí! contestó una voz estridente.
-¿Quién habla?
-La locomotora.
-¿Qué tiene que ver la locomotora con las nubes?
-Las tengo aprisionadas en mi seno. En vez de flotar en el espacio, se retuercen dentro de las paredes de mi caldera, y convertidas en fuerza arrastran los trenes y suprimen las distancias.
-¿Quién ha podido tanto?
-El hombre.
-¡Mar! bramó el viento: tú no te dejas aprisionar como el rayo y las nubes.
-Yo tenía un secreto, dijo el mar: tenía abrazado un mundo y le escondía a todas las miradas. El hombre lo adivinó y un débil leño bastole para arrebatármelo.
-¿Qué es el hombre?
-El que a ti te domina.
-¡A mí! rugió el viento.
Y en su cólera sacudió las aguas, que se convirtieron en montañas.
-A ti, añadió el mar, pues te obliga a mover las aspas de un molino y a hinchar las velas de un buque.
-¿Quién ha dado su poder al hombre?
-El que me puso por valla a mí, infinitamente grande, el grano de arena, que es lo infinitamente pequeño: Dios.
-¿Qué tiene el hombre que le hace superior a nosotros?
-El alma, reflejo de la divinidad. He aquí porque aprisiona el rayo y el vapor; he aquí porque también a ti te encadena y porque sorprende mis secretos, me arrebata un mundo y me obliga a sostenerle cuando me cruza, azotándome con la hélice; he aquí porque te fuerza a ti a empujarle hinchando las velas de sus buques.


domingo, mayo 27, 2007

FIN DE FIESTA


El acierto está en el salero. Dependiendo de la sal utilizada cundirán los elogios mientras el plato cocinado se degusta. Pero, ¿cómo saber la cantidad exacta para lograr ese éxito que se pretende?... Para otro día hermanos, hoy el catarro manda y hay tormenta de resultados electorales: como siempre, todos han ganado.



Fin de fiesta


Por Javier Salvago


Al fin solos, vida. Terminó la fiesta
y no queda nadie que pueda obligarnos
a forzar sonrisas, ni a inventar molestas
mentiras piadosas. Todos se han marchado.


Vete desnudando sin miedo. Conozco
las viejas arrugas de tu triste carne.
Las he acariciado. Sé lo que tu rostro
oculta debajo de ese maquillaje.


Al fin solos, vida. La casa en silencio
y tú y yo desnudos, callados y ausentes
—juntos por rutina, más que por deseo—,
como dos amantes cansados de verse.

sábado, mayo 26, 2007

TELEVIRILIDAD


Vaya usted a saber en qué estaría pensando yo, o es que “no quiero acordarme”, cosa que diré haciendo mío el inmortal aserto con el que el ínclito don Miguel comenzara su magna obra. El caso es que advertí la posibilidad de una tecnología capaz de evitar deslices e infidelidades, sobre todo por parte de nosotros, los varones. La idea tiene que ver con realizar un implante cerebral mediante el que se instalaría un mecanismo electrónico, previamente puesto en marcha exteriormente, a fin de interrumpir los impulsos neuronales responsables de la erección. ¿Para qué? Para indisponer así al individuo de este modo tratado, de cara a todo acto libidinoso. ¿Beneficiarios? La pareja, hombre y mujer o dos hombres. ¿Por qué? Pues ella, en el caso de los heterosexuales, y uno de ellos considerando la pareja gay, por acuerdo de noviazgo, convivencia como pareja de hecho o vínculo matrimonial, dispondría del mando regulador de todo ese proceso, útil para estar a disposición amorosa sólo de aquellos que verdaderamente importan. Por cierto, un aparato capaz de originar en el novio o esposo, si este no desdeña las hieles del masoquismo, el deseo de apetencia súbita más práctico y funcional que los siglos de virilidad machista hayan visto nunca. Actualmente y cada vez más los procedimientos de control e identificación general aumentan en número y sofisticación de modo que no debiera extrañar la aparición de un producto así, de índole más personal, en el mercado. Por otra parte, no hay que olvidar la premura a la que nos obliga el acontecer diario. Nos embarcamos por laboriosidad o demanda social en una vorágine de compromisos que exceden lo que sería deseable para una sola jornada y no tenemos tiempo siquiera para lo más íntimo. A esta preciadísima, sin embargo, razón de lo que somos, dedicamos ese periodo expreso del fin de semana en el que se ha de elegir entre varias otras cosas igualmente postergadas. Ya se sabe: sábado sabadote... Por lo tanto, con la garantía de unos cuernos célebres al ser ignorados por su ausencia, y la respuesta automática, concisa y oportuna de una hombría a pleno rendimiento, una nueva era de paz y disminución del número de divorcios registrados- asunto que preocupa a quienes los padecen, en especial a causa de los grandes desembolsos económicos a que dan lugar- estaría al alcance de todos o casi todos los ciudadanos. Y además de práctico, sencillo. Es cierto que quienes sufren disfunciones eréctiles toman Viagra y otros que no alcanzan a llenar de sangre los cuerpos cavernosos de sus penes, incluso con la ayuda de la mencionada píldora, portan aparatos que estimulan el llenado de las oquedades dichas con una sustancia artificial que hay que activar de manera reversible tras el cese de los afanes humanos para los que se hubiera requerido tal presteza. Pues bien, ahora, conforme a la idea que expongo, es como pulsar un interruptor que conecte un circuito o lo interrumpa. Tan sencillo que, ya que ni los diputados y senadores hacen leyes eficaces, ni los doctos médicos y jueces valiéndose del juramento de Hipócrates o la legislación actual aciertan a mantener en prisión a criminales irredentos como el “violador del Ensanche”, peligroso delincuente que están a punto de soltar, no sé como no se le ocurrió a nadie antes: en manos de la policía, desactivar la entrepierna de muchos como el monstruo anterior, sería cosa dicha y hecha. Y, si alguno de ellos, de los violentos, muestra signos de verdadera reinserción y cura, con pasarse por comisaría con una declaración jurada de la compañera de turno dando fe del posible encuentro amoroso, todo solventado. En todo caso, en vez de salir ante el oportuno gatillazo con aquello de, “Nunca me había pasado antes”, bien podría escucharse, hoy no cariño, el implante no responde.

viernes, mayo 25, 2007

GRANADA


La tarde hubiera sido otra tarde de ser la compañía otra que la que fue. Frente al mar una chica contenta por haberse cortado el pelo, contenta, digo, una bella mujer, una vela al fondo, Santa Pola, Tabarca y el horizonte siempre con misterio, calma y conversación. Y, porque te querré también el día que me enseñes la Alhambra…




Granada


José Carlos Gallardo



Agua de sauce

y agua de avellano

y agua de mimbre:

las tres gracias verdes

del agua clara de la madrugada.

Para pedir el cielo,

agua de la mañana.

Para ir de rogativa,

un fresco

ramo de agua.

Chorro de anís,

la mano en medio de una plaza.

Para beberla, sólo

un vaso de alma.

jueves, mayo 24, 2007

MEJOR LA DE TU BOCA


“Entre incisivos, caninos, premolares y molares, treinta y dos piezas que, de labios abiertos adentro, suponen, lo que ves, una sonrisa, un congelado facial de los de anuncio cosmético, un pasaporte a la fama”... Y, abandonando Corporación Dermopolifacética, añadió aún para que no me quedara la menor duda: “dentadura Profidén: porque yo lo valgo”. Luego- no lo pude evitar entonces como no podría haberlo eludido ahora mientras mi naturaleza sea la que es- semanas, meses, de estrategia y galanteo hasta que me dio una cita. Desde entonces, gracias al ardid de un beso preñado, vampirizo el esmalte y la alegría de sus coronas dentales sin coste adicional.

miércoles, mayo 23, 2007

EN LA PERFECTA EDAD


Bueno. Pues es miércoles. Miércoles sin novedad. Por lo menos ninguna desvinculable de la campaña electoral que concluye el viernes. Pasa el tiempo y, ahí estamos...



En la perfecta edad



Por Fernando Ortiz





El sabor del café, el cigarrillo,
el pausado paseo de la tarde,
el olor de la tierra cuando llueve,
la grata charla con algún amigo
y alguna rara página gozada
son tu amor a la vida, tus sentidos.
Ahondan las heridas con el tiempo
aunque oculte a su vez las cicatrices.
La juventud pasó, y eso que tienes
es lo que llaman madurez los necios.




martes, mayo 22, 2007

AUTOBIOGRAFÍA FICTICIA DE UNA ESCRITORA DE BEST- SELLERS


Autobiografía ficticia de una escritora de best-sellers


Por Roger Ferrer Ventosa


Son muchas las veces en que me han preguntado cómo nace una novelista, o qué circunstancias llevan a una persona a pretender ser escritora, como si el hecho de querer compartir espacios ficticios, de ser afortunada y disfrutar de cierto éxito en la aceptación del público, así como haber sido fecunda en la creación literaria, se debiera a una ecuación matemática que diera como resultado una novelista.


Hasta ahora les daba respuestas evidentes y poco comprometedoras: que si la lectura, que si el gusto por la soledad y la introversión, que si la necesidad de ser amada, y otras por el estilo; todas ellas ciertas pero superficiales. Sólo ahora, que al hecho de ser novelista de éxito uno la vejez, y que sé con absoluta certeza que no me quedan demasiadas respiraciones en esta extraña tierra, me aventuro a explicar una verdad que, por dura y dolorosa, nunca antes confesé.


Empecé a escribir cuentos a los ocho años de edad para huir de los gritos, de los insultos, y de las palizas que le pegaba mi padre a mi madre. Después de ser horrorizado e impotente testigo de aquella miseria, me escondía en el más oculto y discreto rincón (bajo la cama, en el interior del armario paterno), y fantaseaba con otro mundo donde esas desgracias no ocurrían, donde la gente era amable, educada, se amaba, y cada conflicto terminaba en una solución ejemplar.
Años después, ganaría mi primer concurso de literatura infantil, y soportaría las primeras críticas por mi estilo edulcorado, digno de una señorita de clase media cuyo mayor conflicto en la vida había sido elegir entre diversos pares de zapatos.


He ahí mi auténtico origen como narradora de éxito.




lunes, mayo 21, 2007

EL PECHO


Otra vez comenzar y, sin embargo la mayoría de lo comenzado se puso en común hace tiempo. Así que lunes, lunes ojalá que de ceniza si las cosas vinieran malas. Pero como es lunes de luna en la cuna, venga Marte y la guerra, sea el martes y puesto que somos responsables para la alegría en deseo eterno, a lo hecho pecho.




EL PECHO



Por Francisco Pino



Aquí cesa el clamor; ya nada canta.

Aquí el silencio su contorno imprime.

Sólo el pecho, nevado y tan sublime,

de pie puede servir a la garganta.


Ya, como con las albas, se levanta,

o, como con las tardes, se deprime;

su femenino día nos encanta;

con su esplendor de oscuridad redime.


El ritmo de lo humano él lo condensa,

cofre es de aquello que la mente piensa,

donde la eternidad se guarda breve.


Si el corazón se ofrece en esa altura,

respire en esa cima la ternura,

mitíguese mi ardor sobre esa nieve.

domingo, mayo 20, 2007

EL MANUSCRITO


El manuscrito



Martha Cerda: escritora mexicana.


Cuento retomado de: Cerda, Martha. "29" en La señora Rodríguez y otros mundos. Guadalajara: La Luciérnaga Editores, 1990. p. 156-157).



Buscando en su bolsa la receta de la capirotada, la señora Rodríguez descubrió el manuscrito del texto "La señora Rodríguez". Entonces es cierto que no existo, gimió. Pero enseguida rectificó: Entonces es cierto que existo. La señora Rodríguez quiso saber cómo era (yo también), desgraciadamente en el texto no encontró datos precisos. Por lo visto, dedujo, tengo que pintarme sola. Y comenzó a ponerse una nariz recta, una boca gruesa y unas caderas amplias, que soportaban un talle robusto. Se pintó el pelo castaño y ondulado, las cejas arqueadas y, por último, se puso un lunar junto al labio inferior, del lado izquierdo. La señora Rodríguez siguió hojeando el manuscrito y perdió el color al darse cuenta de que se había embarazado a los cincuenta y cinco años. Perdió el olor cuando vio que el bebé se había fugado con su maestra del kínder y perdió el sabor cuando supo que iba a morir en la página 178. La señora Rodríguez se puso a llorar. Lo primero que se le despintaron fueron los ojos, luego la nariz y la boca. Al ver que la mancha de tinta iba extendiéndose, la señora Rodríguez dobló el papel, lo metió a su bolsa y, por si acaso, escondió una pluma entre sus senos. La próxima vez, suspiró, me pinto rubia.

http://www.letralia.com/99/ensayo01.htm

sábado, mayo 19, 2007

EN SACO ROTO






De rojo y negro, piel morena, rasurado, el atril, una guitarra, dos muy buenos músicos haciendo la cobertura del espectáculo y un reencuentro en el Gran Teatro: esta noche Pablo Milanés. Parece que la vida no, pero como el maestro canta, "nos vamos poniendo viejos"... Y, viejos y todo, nos emocionamos y volvemos a hacer pinitos de cantor protegidos por la oscuridad en el seguro de la butaca. Un clásico, un tipo entrañable, una noche feliz, un día saldado con ventura. ¿Y la compañía?: la mejor.


En saco roto




Guardo el dolor en un saco roto y mustio

donde el amor ya no puede convivir.

Guardo mis penas en los años que desuso

y despilfarro en mi incierto porvenir.



Llevo la trágica presencia de la vida

como la vara con que tengo que medir

lo que registra cada día mi pupila

y que incorporo lentamente a mi vivir.



Y así las cosas, hago el payaso aquí

soy el amante allá, soy como un maniquí

que se deja llevar para que el tiempo pueda pasar.



Caminaré entre la gente conmovida

me envolveré entre sus vicios y virtudes,

resistiré como un testigo que no pudo

cantar su tiempo solo en loas y felicidad.

viernes, mayo 18, 2007

¿POR QUÉ EL PUERCO ESPÍN TIENE PÚAS?




¿Por qué el puerco espín tiene púas?



(Leyenda de la tribu Chippewa - Canadá)




Hace mucho tiempo, cuando el mundo era joven, los puerco espines no tenían púas. Un día cuando el Puerco Espín estaba en el bosque, cuando el oso quiso comérselo. Pero el Puerco Espín trepó a la copa de un árbol quedando a salvo.
Al día siguiente, cuando el Puerco Espín estaba debajo de un espino blanco, se dió cuenta de cómo le pinchaban las espinas. Tuvo una idea. Partió algunas ramas del espino blanco y se las puso en el lomo. Entonces se fue al bosque y esperó al oso. Cuando el oso saltó sobre el Puerco Espín, el pequeño animal se enroscó como una pelota. El oso tuvo que irse, las espinas le pincharon muchísimo.
Nanabozho vió lo que había ocurrido. Llamó al Puerco Espín y le preguntó:
¿Cómo sabías ese treta?
-¡Siempre estoy en peligro cuando viene el oso!-, le respondió el Puerco Espín-, cuando vi esas espinas, pensé que podría usarlas.
Entonces Nanabozho cogió algunas ramas del espino blanco y le quitó la corteza hasta que quedó blanco. Puso entonces un poco de barro en el lomo del Puerco Espín, clavó las espinas en el barro, e hizo de todo ello parte de la piel del Puerco Espín.
-Ahora anda al bosque-, dijo Nanabozho.
El Puerco Espín obedeció, y Nanabozho quedó mirando desde detrás de un árbol.
Rápidamente apareció el lobo. Saltó sobre el Puerco Espín, pero inmediatamente salió corriendo y aullando.
Llegó el oso, pero no pasó cerca del Puerco Espín. Estaba temeroso de las espinas, tras su anterior experiencia.
Es por esto todos los puerco espines tienen púas hoy en día.






miércoles, mayo 16, 2007

LA MANTIS RELIGIOSA


José Watanabe, según afirmó Luis Antonio de Villena en las páginas de opinión del diario El Mundo, edición del domingo 29 de abril de 2007, era el mejor poeta peruano actual. Y lo era porque ya no está entre los que disfrutamos de la luz del sol. Muerto pero reconocido y, por eso, por sus indudables méritos literarios, con lugar en este humilde cuaderno que persigue la excelencia. Para conocerle, mejor que una glosa, es traer a colación su palabra. En eso estamos...



La mantis religiosa


Por José Watanabe. Nacido en Laredo (Perú) el 17 de marzo de 1946, y falleció en Lima el 25 de abril de 2007.


Mi mirada cansada retrocedió desde el bosque azulado por el sol

hasta la mantis religiosa que permanecía inmóvil a 50 cm de

mis ojos

Yo estaba tendido sobre las piedras calientes de la orilla del

Chanchamayo

y ella seguía allí, inclinada, las manos contritas,

confiando excesivamente en su imitación de ramita o palo seco.

Quise atraparla, demostrarle que un ojo siempre nos descubre,

pero se desintegró entre mis dedos como una fina y quebradiza

cáscara.

Una enciclopedia casual me explica ahora que yo había destruido

a un macho

vacío.

La enciclopedia refiere sin asombro que la historia fue así:

el macho, en su pequeña piedra, cantando y meneándose, llamando

hembra

y la hembra ya estaba aparecida a su lado,

acaso demasiado presta

y dispuesta.

Duradero es el coito de las mantis.

En el beso

ella desliza una larga lengua tubular hasta el estómago de él

y por la lengua le gotea una saliva cáustica, un ácido,

que va licuándole los órganos

y el tejido del más distante vericueto interno, mientras le hace gozo,

y mientras le hace gozo la lengua lo absorbe, repasando

la extrema gota de sustancia del pie o del seso, y el macho

se continúa así de la suprema esquizofrenia de la cópula

a la muerte

Y ya viéndolo cáscara, ella vuela, su lengua otra vez lengüita.

Las enciclopedias no conjeturan. Esta tampoco supone que última

palabra

queda fijada para siempre en la boca abierta y muerta

del macho.

Nosotros no debemos negar la posibilidad de una palabra

de agradecimiento.



Del libro El huso de la palabra

martes, mayo 15, 2007

ELLA QUE PASA


Reencontrarse con un clásico es celebrar la vida que sigue pasando... ¿o no?



Ella que pasa

Por Mario Benedetti

Paso que pasa

rostro que pasabas

qué más quieres

te miro

después me olvidaré

despues y solo

solo y después

seguro que me olvido

Paso que pasas

rostro que pasabas

qué más quieres

te quiero

te quiero sólo dos

o tres minutos

para conocerte más

no tengo tiempo.

Paso que pasas

rostro que pasabas

qué más quieres

ay no

ay no me tientes

que si nos tentamos

no nos podremos olvidar

adiós.

lunes, mayo 14, 2007

EL SARPULLIDO


Hay que tener mucho cuidado con el sarpullido. Porque, ya lo dice Daniel, maestro a pesar de su corta edad, Séneca de tantas cosas de la vida: después de la afección, del dolor, del malestar, queda el sarpullido… El sarpullido ahora, por ejemplo, es el resultado de una epidemia para la que no hay vacuna como sí se expide la de la gripe que amenaza cada otoño. Es lo que vendrá luego de consumarse en las calles de nuestras ciudades el carnaval de las consignas de supermercado. Ofertas del todo a cien en preciosas etiquetas albo encarnadas, naranjas, coloradas o verdes, ofrecidas por quienes, actualmente pugnan a fin de conseguir la poltrona y lograr lo que se persigue: llevarse el gato al agua, coronarse califa en lugar del califa. Digo de un aluvión que participa del estrépito urbano desde que los hombres y mujeres oráculos del acontecer diario, gritaron llamando al horizonte apostados tras las almenas de sus castillos catódicos: “Hagan juego señores, hagan juego para ganar alcaldías y comunidades, prometan, desafíen, menosprecien, acusen, señalen, amaguen un envite y preséntense con un órdago, alarguen su mano al enemigo, llámenle rival, y escupan en ella si consiente tal gesto”... Total, una primavera que ni pintiparada en el patio de Monipodio y encelada protesta ventajista cual la que se escucha en mercados y bazares de barrio por charlatanes del más rancio abolengo. Adictos al casino como son, presumirán de haber ganado aunque vistan un tonel vacío por toda indumentaria tras la lid electoral y, sin necesidad de olvidar las gangas de mayo- porque es irrelevante aseverar en falso lo que ya se sabe se dijo precisamente para medrar- proseguir, continuar con el “roe- roe” “de quítate tú para ponerme yo” que, además de la “santa trinquinidad”, es el auto de fe más en boga, ya desde sus madrigueras. Un parto, en fin, que puede ser irritante y ocasionar indudables molestias según se vayan acercando las horas en los que las urnas afilen su ranura del amor al voto para sesgar ilusiones y repartir dividendos. Porque las urnas, ya se sabe, a nada que hayan sido convenientemente inseminadas proporcionan una rentabilidad en euros como la que Batasuna persigue desde hace tiempo para, con la extorsión etarra a los empresarios vascos, llegar a fin de mes. Quedará el sarpullido, ese, “sí, estamos bien para chutar a gol, pero no bien del todo por dentro”. Con una comezón granulada que se manifiesta solo en el imaginario de cada uno y, por lo tanto, nada más responde a las características que cada paciente le concede. Un fastidio que dirán poco probable pero que es el de la dignidad herida. Porque los viejos perros con los mismos collares ladrarán al fin sentados sobre las poltronas y el ciudadano, que proclamó la fatalidad interminable de caravanas, estadios a rebosar de los mismos extras y bustos parlantes retratados por una cámara que no discrimina entre Llamazares y Pantoja, voceará con un entusiasmo a prueba de gastroenteritis el gol de Raúl o la vaselina de E´too al ganar la Liga. Y, ¿entonces?: Pues, sí, la vida es bella pero queda el sarpullido.





domingo, mayo 13, 2007

DE 29 JAIKUS Y OTROS POEMAS


De nuevo en casa. Porque ahora, cuantas veces regrese a lo que fue el hogar de mi vida, volveré para ser forastero y desde esta butaca a orillas del Vinalopó todo es ya tan mío como lo hubiera sido si mi primer pálpito aquí se hubiera dado. Y para celebrar esta vida nueva que no deja de ser parte de la vida de mi vida, una sorpresa, como un bombón o una cajita de ellos...



De 29 JAICUS Y OTROS POEMAS


Por Tomas Tranströmer



I

1

Pared de pena...
Palomas van y vienen:
no tienen rostros.


2

Los pensamientos
en calma de mosaicos
en el palacio.



3

De pie en el balcón,
esa jaula de sol:
como un arcoiris.




III

7

Un soplo duro
atraviesa la casa:
son los demonios.


8

Pinos rajados
en el mismo pantano.
Siempre y siempre.




VI


16

Bosque asombroso:
Dios sin dinero vive.
Claras murallas.


17

Blanca y negra,
terca urraca, en zigzag
va por el campo.


http://www.zapatosrojos.com.ar/Biblioteca/Tomas%20Transtromer%20New.htm

sábado, mayo 12, 2007

JUAN NUBE


Lo sé por una amiga que es peluquera: es la hora de atusarse los cabellos porque las máquinas fotográficas digitales, capaces de lo mejor, se resiente en su orgullo tecnológico pensando que luego alguien habra de "matizar" la imágen conseguida para que no se den por vistos los devaneos estéticos de la "monigatería" que formó frente al objetivo acompañando a la chiquillería de uniforme que toma su primera comunión. Y como hacer alusión a todo esto, es proclamar otro episodio de derroche amoral, he ahquí un regalito envenenado a disposición de todos también en.... CUENTO BREVE: http://cuentobreve.blogspot.com/2006/10/jos-chalarca.html


Buen fin de semana.




JUAN NUBE



Por José Chabarca


Juan alcanzó una nube y la hizo su cabalgadura. Era luminosa, grácil, veloz. Transportarse en la nube volvió a Juan más alegre, más cordial. La libertad de movimiento que le permitía su nube-caballo le ganó entonces más amigos y también muchos enemigos.
Día con día Juan se tornaba más transparente y generoso. Todos podían ver los movimientos de su corazón. Muchos le dijeron: cuídate. El mundo se ha dañado y no ve con buenos ojos la luz y la alegría, menos aún, la bondad de corazón.
Él, bueno como era, no les dio crédito y una noche tenebrosa los chicos de la pandilla del odio lo abordaron en un callejón sin salida.
–Bájate de la nube, le dijeron.
–¿Por qué?
–¡La queremos. Es más luminosa y rápida que las nuestras!
–¡Pero es que mi nube soy yo!
–Estupideces, dijeron en coro los hijos del odio.
Entonces uno de ellos disparó un revólver y la bala pegó directo en la frente de Juan. Mientras el niño caía, la nube se deshizo en infinitos hilos de plata que se bebió el suelo oscuro.



Derechos reservados© José Chalarca


viernes, mayo 11, 2007

ALTA TRAICIÓN


A ver, muy mal. Dos días sin imprimir letra alguna son muchos días de los que sólo quien redacta esto es responsable. Pido perdón por ello.


Pero tengo una pieza lírica para todos que puede conciliar opiniones, sensibilidades, o registrar rechazo. De mi parte los que no saldrían a la calle con una bandera, con cualquiera, pero... Mejor lean el poema.



ALTA TRAICIÓN


Por José Emilio Pacheco


No amo mi patria.

Su fulgor abstracto

es inasible.

Pero (aunque suene mal)

daría la vida

por diez lugares suyos,

cierta gente,

puertos, bosques de pinos,

fortalezas,

una ciudad deshecha,

gris, monstruosa,

varias figuras de su historia,

montañas

-y tres o cuatro ríos.

martes, mayo 08, 2007

EL SABOR DEL TIEMPO


El sabor del tiempo


Por Nana Rodríguez Romero, poeta y narradora.


En el siglo XVII, M. de Villager, angustiado por la oscuridad de la noche y la imposibilidad de calcular el paso del tiempo en sus desvelos, inventó un reloj de tacto cuyas manecillas marcaban las horas con un dispositivo que contenía el sabor de las especias en lugar de números.


Así Villager, si bien no podía ver los números, se hizo un experto catador del tiempo. Una noche al estirar la mano para saber qué hora era, se sorprendió pues no pudo reconocer ese extraño sabor en uno de sus dedos.


Mucho después pudo comprobar que el tiempo en si infinitud, a veces se hace empalagoso



lunes, mayo 07, 2007

CONFESIÓN


Si me diera igual no me llevaría un tiempo la búsqueda. Reunir los versos en una caja, agitarlos dentro de la misma, abrir y esparcirlos por el aire y morder uno, con las pinzas dentales de los dedos, para que se quede aquí pegado como calcomanía. Pero no me da lo mismo y llega la media noche. Hora de quita y pon y pin y pan , pan para la fantasía...



Confesión



Por Beatriz Badaui




(a Julián)




Gira la ronda de las horas mías

fiel atalaya que me juzga alerta

que no descubra mi comarca abierta

pues encierra, sutil, mis fantasías.



Pintada de ternura está mi ronda:

un niño con su luz me desafía

a extraviarme en el cielo, a que sonría

con su misma ilusión, carirredonda.



Surcan mis horas música, papeles

aromas tenues —corazón de menta—l

ibros y amigas que al pasar varían


sueños platónicos que son vergeles

capaces de vestir la Cenicienta

capaces de lograr que otros se rían.



domingo, mayo 06, 2007

POR EL OJO DE LA AGUJA


En días como estos, cuando basta una mirada para que se origine uno de esos cataclismos sociales tan propios de la humanidad, el cuento que se leerá pudiera ofender a terceros. Sin embargo, es sólo un cuento. Una pieza para el recreo o la reflexión que convoca a unos o a varios en tertulia...



POR EL OJO DE LA AGUJA

Está nublado en el desierto; los tres Reyes Malos no pueden dar un paso más sin la guía del lucero. Acampan. Cuando se les termina el alimento, destripan a los camellos y beben sangre. Gaspar huye con el oro, el incienso y la mirra. Baltazar lo persigue hasta darle alcance y cercenarle ambas manos por robar tan preciados regalos. Baltazar vuelve al campamento. Melchor ha comido los restos de los animales y duerme. Baltazar lo degüella y su cabeza rueda por las infinitas dunas. Baltazar entonces mira al cielo y grita: ¡Dios, haz que se despeje, de lo contrario seguiré matando!


Pero Dios le envía la más torrencial de las lluvias y le dice: No puedes matar a nadie más. Estás solo.


Las aguas han tapado casi por completo al último rey. Antes de ahogarse, farfulla: ¡Cómo que solo! ¿Y tú?


Lilian Elphick Latorre


sábado, mayo 05, 2007

SILENCIO


Antología de Babel es el nombre del recuadro poético que aparece impreso entre las páginas de Babelia, el suplemento literario del periódico EL PAÍS. Y, en este día, 5 de mayo de 2007, con motivo de la reseña del libro LO MALO DE LA POESÍA cuyo autor es el estadounidense Billy Collins, seleccionan la pieza que se leerá a continuación. También la noche del sábado es propicia para el...



SILENCIO

Billy Collins

Existe el súbito silencio de la multitud
que se cierne sobre el jugador inmóvil en la cancha
y el silencio de la orquídea.

El silencio del jarrón que cae
antes de que impacte contra el suelo,
el silencio del cinturón cuando no está castigando al niño.

Lo estático de la taza y del agua que contiene,
el silencio de la luna.
y la quietud del día lejos del estruendo del sol.

Y existe el silencio de esta mañana
que he roto con mi bolígrafo,
un silencio que se había acumulado toda la noche

como la nieve al caer en la oscuridad de la casa --
el silencio de antes de que escribiera una palabra
y el silencio más pobre de ahora.

Traducción de Juan José Almagro Iglesias.

viernes, mayo 04, 2007

TATUAJE


TATUAJE

Por Ednodio Quintero


Cuando su prometido regresó del mar, se casaron. En su viaje a las islas orientales, el marido había aprendido con esmero el arte del tatuaje. La noche misma de la boda, ante el asombro de su amada, puso en práctica sus habilidades: armado de agujas, tinta china y colorantes vegetales dibujó en el vientre de la mujer un hermoso, enigmático y afilado puñal.


La felicidad de la pareja fue intensa, y como ocurre en esos casos, breve. En el cuerpo del hombre revivió alguna extraña enfermedad contraída en las islas pantanosas del oeste. Y una tarde, frente al mar, con la mirada perdida en la línea vaga del horizonte, el marinero emprendió el ansiado viaje a la eternidad.


En la soledad de su aposento, la mujer daba rienda suelta a su llanto y a ratos, como si en ello encontrase algún consuelo, se acariciaba el vientre adornado por el precioso puñal.


El dolor fue intenso, y también breve. El otro, hombre de tierra firme, comenzó a rondarla. Ella, al principio esquiva y recatada, lentamente fue cediendo terreno. Concertaron una cita; y la noche convenida ello lo aguardó desnuda en la penumbra del cuarto. Y en el fragor del combate, el amante, recio e impetuoso, se le quedó muerto encima, atravesado por el puñal.

jueves, mayo 03, 2007

SONETO A MADRID


Ayer fue la fiesta de la Comunidad de Madrid y a mí, que las fechas conmemorativas me producen sarpullido, me pareció mejor dejar para otro día la oportunidad de este recordatorio. De modo que, hoy tres de mayo, como podría ser noviembre, porque me gusta Madrid...


SONETO A MADRID



Por José García Nieto




Centro de España, corazón, latido
de fecundas y unánimes orillas
almena singular de las Castillas,
faro de luz, señero y repartido,

eres un libro abierto y ofrecido
- siete estrellas, setenta maravillas -;
sabe bien a qué altura creces, brillas,
quien con amor a diario te ha leído.

Corte con tu lección de cortesía,
tesoro de tu sol a mediodía,
y en los ocasos con tus oros viejos...

Madrid, no rompeolas, atalaya,
ciudad para vivir donde las haya
y evocación de un sueño si estás lejos.

miércoles, mayo 02, 2007

HUMANIDAD: PRINCIPAL ARMA DE DESTRUCCIÓN MASIVA


Quince, dieciséis, tal vez catorce. Me refiero al número de ocasiones distintas en las que se puede quitar la vida según la justicia humana. Digo de las que registra Javier Krahe en su canción La Hoguera. Es posible, no me cabe la menor duda, que la cifra se multiplique de manera sustancial, no obstante, posibilidad a todas luces muy triste. Y hago estas consideraciones porque, ahora que se cuestiona el belicismo como supuesto resolutivo de determinados contenciosos, en estos momentos de Alianza de Civilizaciones y regreso al Pacifismo de los “sesenta- setenta”, cuando se estima que las armas ahora llamadas de “destrucción masiva” proliferan en manos de caudillos, dictadores y tiranos “exóticos”, en pleno debate acerca de si los gobernantes que tradicionalmente han tenido acceso a ese polvorín del infierno están capacitados para regentar la muerte como se presupone que podrían, se olvida, que basta un hombre, varón o hembra, solo, desnudo, sin otro auxilio que el de sus propias manos, para matar. Para cercenar la vida humana hasta el punto de hacer evitable su fin nada más en el caso de que se interponga ante tal empeño otro más fuerte. Por lo tanto, valorar si se estima eficaz o no el artefacto del que nos servimos para causar cuanto daño podamos, es tan equivocado como decidir entre los del banco rojillo y los del banco azulón, establecida la necesidad de la pieza dicha- a la que siempre denominamos obligación defensiva- la custodia de esa Santa Bárbara macabra. Porque no es la cuestión. Lo que debiera importarnos es conocer el propio latido de la violencia en cada individuo. Por qué el fracaso de los sistemas educativos y el armazón de las sociedades terminan por empujarnos en busca de la yugular del vecino a nada que este nos mira mal o interpretamos que nos miró mal. Y digo más. Quémense, destrúyanse todas las armas y utensilios que puedan ser considerados como tales aunque en su origen vinieran a ser nada más herramientas, bastones que el ser humano se ha ido dando para progresar. Pues bien. Incluso desnudos volveríamos a matar y a constituir el peligro más grande para nosotros mismos. Sabemos, y pruebas hay de ello, que casi cualquier cosa nos hace objetivo de la ira de un tercero: el color de nuestra piel, la indumentaria que utilizamos, la bandera a la que rendimos honor, el nombre del club de fútbol del que somos seguidores, una joya, un teléfono móvil, la opinión públicamente expresada, el entrecejo caído… Asombrarse de los brotes oportunos, de las oleadas violentas, se llamen guerras, opresión política, crimen organizado, asesinos en serie o alubión de los que derraman la sangre ajena en calidad de indeseables, es de muy simples. Levantar la voz sólo en contra de determinadas masacres, justificarlas o comprender a aquellos que las auspician o protagonizan, quizás porque son de la cuadrilla de uno, de un calibre moral más que discutible. Empecemos por demandarnos a causa de los daños mortales que pudiéramos causar, aunque esas vidas contra las que actuamos no desaparezcan. Basta con herir sin necesidad, conscientes y deseosos de lo que hacemos y actuar como tantos otros a los que repudiamos todos los días. Es lo que hay.




martes, mayo 01, 2007

LA MANTA DEL SOLDADO


Hay días como el de hoy en los que la jornada laboral se prolonga más de lo debido. Pero este trabajo no lo es. Es una dedicación voluntaria a efectos de compartir ciertas excelencias. Como el cuento de Rodari que sigue...



La manta del soldado


Al final de todas las guerras, el soldado Vicente de Jaime regresó a su casa con un uniforme despedazado, mucha tos y una manta militar. La tos y la manta habían sido todas sus ganancias durante aquellos largos años de guerra.- Ahora me repondré -dijo a sus familiares.


Pero la tos no le abandonaba y lo llevó a la tumba en pocos meses. A su mujer a sus hijos sólo les quedó la manta como recuerdo. Los hijos eran tres, y el menor, nacido entre una y otra guerra, tenía cinco años. A él le tocó la manta de soldado. Cuando se envolvía en ella para dormir, su mamá le contaba un cuento muy largo, y en el cuento había un hada que tejía una manta tan grande que tapaba a todos los niños del mundo que tenían frío. Pero siempre había algún niño que se quedaba fuera y lloraba, y en vano pedía un pedazo de manta para calentarse. Entonces el hada tenía que deshacer toda la manta y volver a empezar a tejerla desde el principio, para hacerla un poco mayor, porque tenía que ser una manta de una sola pieza, tejida de una sola vez, y no se podía añadir ningún pedazo. La buena hada trabajaba día y noche haciendo y deshaciendo, y nunca se cansaba, y el pequeño se dormía siempre antes de que terminara el cuento, y así nunca supo cómo terminaba.


El pequeño se llamaba Genaro, y aquella familia vivía cerca de Cassino. El invierno fue muy duro y no había comida, y la madre de Genaro enfermó. Genaro fue confiado a unos vecinos que eran vagabundos y tenían una tartana y viajaban por los pueblos pidiendo limosna, tocando el acordeón o vendiendo cestas de mimbre que hacían durante las paradas a lo largo del camino. A Genaro le dieron una jaula con un papagayo que sacaba con el pico los números de la lotería de una cajita. Genaro tenía que enseñar el papagayo a la gente, y si le daban algún dinero, entonces le hacía coger un numerito al papagayo. Los días eran largos y aburridos, y a menudo llegaban a pueblos cuyos habitantes eran pobres y no tenían ninguna limosna que dar, y entonces a Genaro le tocaba una rebanada de pan más delgada y un plato con menos sopa que de costumbre. Pero cuando llegaba la noche, Genaro se envolvía en la manta de soldado de su papá, que era toda su riqueza, y se dormía en su acogedora tibieza soñando con un papagayo que le contaba un cuento.


Uno de los vagabundos había sido soldado con el papá de Genaro y le tomó afecto al niño; le explicaba todas las noches que iban encontrado durante el camino, y como distracción le enseñaba a leer los carteles con los nombres de los pueblos y de las ciudades.- ¿Lo ves? Ésa es la A. Aquella otra tan delgaducha que parece un bastón sin mango es la I. Aquel bastón con joroba es la P.Genaro aprendía rápidamente. El vagabundo le compró una libreta y un lápiz y le enseñaba a copiar los carteles indicadores. Genaro llenaba páginas y páginas con el nombre de ACONA o en el de PESARO, y un día logró escribir sin ayuda su propio nombre, letra por letra, sin un solo error. ¡Qué bellos sueños aquella noche, envuelto en la manta de soldado de su papá!


Y qué bonito cuento es éste, aunque no termine y se quede a la mitad, colgado en el aire, como un interrogante sin respuesta.

Gianni Rodari