lunes, julio 19, 2010

CORRESPONDENCIA BREVE 1


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Válida desde el primer día en que se lea hasta su olvido.

Podría ser que nos llegara la hora y el techo que nos hemos dado dejara de ser cobijo mutuo. Podría ser… Indudablemente, cuando a la muerte convenga, expiraremos, y es raro que lo hagamos a la vez. Pero, podría ser que la fecha de la divergencia fuera lectura de un recuerdo aciago mencionado por ambos como propio. No lo quiero y, sin embargo, podría ser. A ti te parece que mi desdén por el imperio de la carantoña es prueba cierta de un latido que descarto cobre pulso. Que quizás me aburro de ti. Y debo reconocer que he de mejorar mi caligrafía. Mis besos, los que te deparo pletóricos de ternura, los que van más allá de la conciliación o el deseo, deben a la contrariedad con la que recibo esa necesidad femenina- a veces exigencia- de salmodiar el afecto, debo, una emulsión espesa. Por eso escribo aquí y ahora que te quiero y que este amor, aunque llegara la hora, no de la muerte, de renunciar a nosotros dos juntos, es inquebrantable porque te elegí y me elegiste.

Es lo que cuenta.

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