lunes, septiembre 27, 2010

AFORISMOS DE ANÓNIMO 4


Dice una madre, amiga mía, que su hijo considera igual de respetuoso, si se tiene respeto, dirigirse de tú a otro, incluso desconocido, porque tal requisito, el de otorgar consideración, viene dado por lo sustancial, no por la forma, o así me explico yo lo que me cuenta la mujer a la que cito. Y, aunque estoy de acuerdo, debiéramos coincidir en apelar a los demás tratándoles de usted, si no se ha establecido una confianza tal que reduzca las distancias.

Prestigio es una palabra que se rifa en cualquier mercadillo y suele confundirse con notoriedad. Pero lo simplemente conocido, por más que origine acólitos, no garantiza la excelencia.
Viene el otoño y, como en el resto de las estaciones climatológicas, el tópico genera ventas. Periodo de melancolía dicen, con menos luz solar, los inconvenientes de las previsibles lluvias y un ejército de terapeutas y sanadores a la espera de que haya calado la consigna y las gentes acudan en busca de una solución al mal que les han dicho que sufren.

Discrepo en muchísimas cosas con ese gran bufón que es El Gran Wayoming, pero le reconozco maestría a la hora de expresarse mediante el humor, celebro sus ocurrencias y le respeto. Más, no porque sea cosa sólo suya, advierto al contemplar alguna de sus intervenciones televisivas, lo acerado que puede ser un chiste… acerado, no de viga- propósito constructivo- sino de daga.

Maestra: a veces me emociona verla caminar, pero no tengo la virtud de los poetas para decirlo. Sin embargo, precisamente por su trabajo, cuando me cuenta que la quieren y que se siente satisfechísima, encuentro la función exacta de mi amor: alegrarme de que sea así.

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