lunes, agosto 18, 2008

TELEGRAMAS DE VERANO 15


TELEGRAMAS DE VERANO 15



Desde el salón de casa. Cinco



Tengo resbalones y no es porque patine. Digo que mis despistes son cual asunto de zarandeo y reequilibrio por no caer. Claro. Saber el día y hora en el que se disputa ese partido importante o el canal indicado para ver la famosa película, suele ser salmo que se reza sin error. Pero, amigo, los días felices, esos que suponen la puerta a un bien hermoso, a todo un ciclo de amor- y que este no se limite a un lustro, miel sobre ojuelas- son óbolo perdido por los bolsillos rancios de la memoria. Y eso está muy mal. Luego llega ella con lazos en los labios y fechas cantadas en los ojos, comparezco, me sorprende, hace de mí un tipo menos ignorante y yo tengo nada más una rana en la garganta: imposible el auto- beso, la transformación principesca y el posible decoro recuperado. Pero eso sí, la quiero, empecé a quererla posponiendo una merienda en Tabarca y besándola mientras me besaba tras un tormentón a las luces de un chiringuito cerca del mar. Así son las cosas

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