miércoles, febrero 29, 2012

OFERTA PIZZA FIN DE FEBRERO


Era pronto para sentarse a la mesa y reponer fuerzas y, sin embargo, llevábamos consumido casi medio día. Por algún lugar de la casa se filtraba la sonoridad que pensé correspondiente a una comparsa de carnaval. Pitos, voces, ritmo… Luego pregunté- mi despacho no tiene vistas a la calle- porque me extrañaba, y me dieron la noticia: seis o siete jóvenes, animosos, deambulando en pos de satisfacer una demanda para la que nunca está de más rodearse de otros también dispuestos a solicitar lo mismo y con idéntica contundencia: no, no, no y no a los recortes y recortas… Entonces desconocía que, ya más cerca de la conclusión de una jornada 29 que no se repetirá hasta que hayan pasado cuatro años, tendría un encuentro notable, breve y complejo. No tan crespo como para sentirme enmarañado sino lo suficientemente surtido como para necesitar de una cuidada atención. A veces es así lo que constatamos simple… Porque la experiencia de estar con un niño puede resultar incluso la aventura de la década. Sí. Seguramente tiro por lo alto, pero ese chaval del que hablo, a pie aunque todavía usuario de carretilla- silla de ruedas lo llaman- hizo de mí un tipo conforme con la vida, por hoy, ahora que finalizan otras veinticuatro horas de las que se me dieron… Pretendía, él, que su cochecito rodara. Y que lo hiciera sobre el banco dónde yo aguardaba tras el fin de mi paseo diario. Apenas a medio metro de mí, mientras sus padres le proponían me saludara, se mantuvo firme y expectante pensando- digo yo- que comprendería sus intenciones. Como si hubiera expresado: “Vamos, aparta, ya sabes lo que deseo”… Le pregunté, entonces, quise saber su nombre. No me lo dijo- sus padres mediaron- y, si concedió un “hola” fue por ganar tiempo. Después, con una sonrisa, enmascaró su maniobra: imposible abandonar así como así. Dejar la huella de los “neumáticos de su auto” sobre mi persona no era una opción. Tal vez porque se trataba de “rodar” por la madera, nada más. Y ahí fue donde intervino su ingenio: ¿Por la madera? ¡Sobre el respaldo!... Luego supe de las gentes  a las puertas de TELEPIZZA- nada de oferta de trabajo- porque servían una pieza de pan a ese estilo italiano con un solo ingrediente, por valor de un euro. De lo cerdos que demostraron ser, en los aledaños de determinada plaza de la ciudad de Elche- pues tornó en pocilga- esos consumidores de alimentos transalpinos, cual si la empresa hostelera que convocó la fiesta, resultara ser la solución a los recortes a los que obliga el gobierno de Mariano Rajoy, durante la mañana y la tarde combatido por estudiantes en huelga, funcionarios o trabajadores de la administración castellano manchega en huelga, y sindicalistas todavía sin anunciar la huelga que han prometido, en el caso de no encontrar conformidad a sus reivindicaciones, dicen que, pensando si tocar arrebato de una vez. Huelga y piquetes. Huelga y comandos de lucha callejera. Huelga y manifestantes violentos. Que yo sepa, en Barcelona y Valencia. Huelga y contenedores quemados. Y coches quemados. Por ejemplo porque hay mucho más. Para que parezca Egipto o Siria… No en vano algunos se han denominado Primavera Valenciana… Huelga que se desautoriza como toda protesta que incluye la presencia de activistas equiparables a los de la Kale borroka. Huelga que será un derecho,  pero arrojadizo y de fatales efectos,  mientras los que promueven la “cacerolada” sigan disculpando los atropellos contabilizados hasta ahora, mientras no la repudien colaborando con las autoridades… ¡Pero no, que las autoridades son el enemigo mientras los generales no vuelvan a ser de los “nuestros”!… En fin, como dije, complejo, complicado. Salvo por el niño que me hizo sonreír. Salvo por mi sobrina, en Guadalajara, que está guapísima.  


Foto compartida gracias a GUADAQUÉ

Publicado en Guadaqué con fecha 1 de Marzo de 2012.

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