jueves, septiembre 24, 2009

UN ASUNTO DE MALA LECHE


UN ASUNTO DE MALA LECHE

Esta mañana pensé en archivadores. Esos muebles, generalmente metálicos, que hay en las oficinas, con voluminosos cajones ideados para guardar documentación en carpetas. Y los relacioné con piezas de cañón, como en los galeones de guerra de piratas... Vaya usted a saber que nostalgia de la Isla del Tesoro o de los Monty Python me conmovió entonces. Por cierto que lo de recordar a los segundos, me refiero a la cuadrilla de geniales cómicos ahora de actualidad en las carteleras de Madrid, mediante la versión musical de una de sus celebradas películas- LOS CABALLEROS DE LA MESA CUADRADA-, es por el glorioso cortometraje con el que se inicia su film EL SENTIDO DE LA VIDA. Se trata de las aventuras de una vieja compañía de seguros que se hace a la mar de las finanzas con edificio y todo. Bien, pues es en esa historia donde los archivadores funcionan como artefactos artilleros. En fin, fantasía y apelación a lo absurdo de la vida, como lo es, más que extravagante o contrario a la razón inconcebible, que los ganaderos gallegos, ofuscados por el giro económico que se viene produciendo desde que la “crisis” es el monstruoso parásito que condiciona todos nuestros actos, derramen hasta 60.000 litros de leche. Se quejan de los precios que paga la industria, según ellos, ahora mismo insuficientes considerando los costes de producción. Un acto espejo del producido hace unos días, cuando otros ganaderos europeos vertieron tres millones de litros en esta misma sintonía de protesta. Y si digo que actuar así supone emparentar los deseos de justicia con la basura, es porque nadie en su sano juicio- o cualquiera abducido por su propia barriga- admite que, desperdiciar un producto de primera necesidad, nutriente básico y ausente de la dieta de muchos necesitados, pase por ser el medio justificado como legítimo si se atiende al fin que dicen perseguir los responsables de tal desafuero. Sí, también en España… Tendrán razón quienes se han comportado como se relata en los diarios para manifestarse y plantear las demandas que correspondan, pero, su mercancía es un alimento y si de verdad consideran que da igual venderla para su comercialización que tirarla, que protesten, todo lo que deseen, pero regalándola. Que el beneficio y altavoz de lo que reclaman sea a la vez el gusto por solidarizarse con otros semejantes. Que, por una vez, lo que se entrega en aras de paliar tanta desgracia, sea algo de lo que tenemos y nos importa y no las migajas que quedan en el mantel. Que anuncie su retorno la lucidez y acaben todas las imposturas porque no es una cuestión de “buenismo” como el practicado por el presidente Rodríguez. No una oleada de caritativo impulso. Nunca otra cosa que obrar con justicia cuando lo que se exige es justicia. Otras conductas desacreditan y destapan lo que podría ser nada más un ejercicio de lucro. Pareciera que los ganaderos, como los jugadores y entrenadores de baloncesto protestando al árbitro hasta que este les sanciona y cambian los criterios hasta ese momento contemplados, invirtieran en pérdidas para lograr que, lo que sería un beneficio menor- no negativo- devenga en agravio tolerable. Por lo tanto no le extrañe al lector, no piense que desvarío si pienso en archivadores que bombardean denuestos de pestilente metano a las gentes capaces de generar noticias tan amargas. Mientras continúen en este empeño, en este combate que es de insultante humanidad merecen la desautorización y la inflexible critica. Se les señala con razón y, al menos por mi parte, apunto contra sus molleras una andanada de coscorrones aromatizados con los pedos de las propias vacas cuya leche acaban de dar al asfalto.

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