sábado, mayo 22, 2010

SUCEDIÓ EN SÁBADO


Viéndoles al sol, con que sean mayores- quizás jubilados- y todo, es imposible que los imagine protagonizando disputas propias de los deportes multitudinarios, de los que dicen mueven masas… Juegan a la petanca y, aunque discutirán, que el ser humano se inclina sin esfuerzos por contrarrestar esa deriva en la mayoría de los casos, la sangre al río e incluso velatorio, son consecuencias que no puedo contemplar como reales en un colectivo así. Luego pienso que habrá otras actividades deportivas libres de altercados entre los propios participantes y ausentes de vandalismo- existente igual para las celebraciones como cuando sujetos a la contrariedad, la derrota ha sido noticia- digo, entonces, sin escándalos por parte de los seguidores o forofos. Por ejemplo, esa cosa precisa y tan leve que pudiera tomarse por cursi, consistente en empujar una especie de bola achatada “por los polos” hasta la apariencia de una rueda, que se desliza por la superficie de un pasillo “barrido” al paso del artefacto, puesto que conviene a fin de lograr una fricción menor, cuyo éxito se da por obtenido en el momento que la dicha pieza queda lo más cerca posible a una diana pintada en esa misma zona. Creo que le llaman CURLING, se juega sobre hielo, la bola que no es tal es una piedra de granito, y fue un invento de los escoceses según se cree… Pues bien, tampoco ahí, por mucha pasión que se ponga, encaja la suerte de trompadas tumultuosas, como en el Hockey, santo y seña de los que practican o contemplan tan singulares lances. En definitiva una visión de paz mediterránea y una evocación de estoicismo al final de un paseo feliz. La jornada había sido de mar avistado entre ese despropósito de cemento en el que se ha convertido la franja más cercana a las aguas del Mare Nostrum por el levante alicantino. Unas veces más cerca otras más lejos, pero impagable el olor, el color, la luz, el amable céfiro, el brioso romper de las olas y la compañía: encantadora al volante y generosa llevándome por el entramado sinuoso y a veces imprevisible de unas calles para cuyo tránsito se necesita mapa y brújula, para mi especial recreo: ¡cómo sabe ella de mis ganas de mar constantes y me premia, seguramente sin merecerlo- como lo hizo- con un paseo tan hermoso! Hubiera podido tomar la autovía cancelando así todo atisbo de dificultad en la circulación. Pero no. Persuadida de latir con bien cuando un bien me habita, y de ese mismo modo ungida, se da y yo, me alegro tanto de que me eligiera. Porque lo sabe y yo sé que es así, menciono sus galas sin nombrarla y le tengo reservados los abrazos que nadie recibirá y los besos que es imposible logren otros labios. No porque los destinados a ella, compañera de todos los días, sean físicamente distintos, tal vez sí en cuanto al ceremonial, sino porque lo que pongo en ellos cuando ha lugar a que sucedan, no lo ha recibido nadie antes ni lo recibirá nadie. Tampoco la querida amiga que venía a visitarnos, que ya había enamorado a las aguas temprano y que sedujo igual al sol: tan espléndida se veía. Fueron unas horas magníficas, conversando, recordando, compartiendo y prometiéndonoslas de futuro. La cita se produjo en un intervalo libre entre compromiso y compromiso de nuestra invitada y, cuando se fue, el oficio de las aguas continuó como si no se hubiera marchado porque la mar es muy suya. Las buenas gentes a las que aludí al principio, sin embargo, absorbían la rabia del sol, encorajinado por el ineludible adiós de esta Alicia nuestra, hasta multiplicarse en grados… Y, al fin, lo diré: hay tipos que tiene suerte con las mujeres y no por sus conquistas precisamente, que, casi siempre, consiguen ellas poner a sus pies a “donjuanes y casanovas”, sino porque son seres humanos que cuentan y ceden, ofrecen y permiten. Son de una amistad a prueba de bombas, de una lealtad inquebrantable, y generosas como sólo ellas lo son al natural. Hay tipos que tiene esa suerte, insisto, y yo soy uno de ellos. Porque las mujeres que me admiten en su galaxia, son buenas, pacíficas, inteligentes y guapas. Esto es lo que hay y ya hace horas que es domingo.

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