martes, enero 06, 2009

LA ILUSIÓN DE LOS OTROS


De vez en cuando- y asi ha sido por estos pagos casi siempre- proporcionar una lectura distinta, sea en prosa o en verso, acreditada por forma y contenido, supone algo excelente. He aquí que por eso...


La ilusión de los otros

 

Por José Manuel Ponte

 

La Voz de Galicia 6 de enero de 2009

 

En la vecindad de la casa donde yo resido, hay cuatro niños que todavía creen en los Reyes Magos .Vivieron las vísperas de la llegada de esos seres fabulosos, que vienen de Oriente, con gran ansiedad y no poco nerviosismo. Como es natural, todos los adultos contribuimos a mantener su ilusión con los habituales comentarios sobre la justa compensación al buen comportamiento, al estudio y al respeto a los padres. Yo los interrogué hábilmente en la escalera sobre la honestidad de su conducta a lo largo de año y sobre la tranquilidad de su conciencia. Y todos ellos me respondieron afirmativamente con cara de no haber roto nunca un plato. Yo sé que no es completamente cierto lo que me dicen porque oigo como alborotan y como les riñen de vez en cuando, pero los pecados de la infancia son todos veniales y siempre merecen la recompensa de un regalo. Unas veces para premiar una buena labor, y otras, para estimularla. La lista de lo que piden los niños a los Reyes Magos en su cartas ha cambiado muchísimo desde que yo las redactaba. "Fort Apache", por ejemplo, es un completo desconocido para las nuevas generaciones. Les he preguntado a mis pequeños vecinos sobre el particular y se han encogido de hombros con extrañeza. Es natural. Las películas de indios y vaqueros han perdido adeptos, ya casi no se producen en las factorías de Hollywood, y a ningún niño se le enciende la imaginación con las luchas entre los soldados de la Unión y las tribus de guerreros emplumados que cazaban bisontes en las praderas del oeste norteamericano. A mí me trajeron los Reyes Magos un fuerte hecho con troncos de madera y lo tuve guardado durante varios años, como un objeto de especial valor. Las figuras eran de goma pintada, y tenían un soporte para aguantarse de pie. Y las que iban a caballo podían montarse y desmontarse con facilidad., aunque los indios lo hacían a pelo y los soldados sobre una silla. Intento hacer memoria de a dónde fue a parar aquel fuerte que tanto me gustaba pero ya no me acuerdo. Y me pasa lo mismo con el tren eléctrico, con el futbolín, con el colt 45, con el patinete, con el coche de pedales, con el arco y las flechas, y con el mecano. La mayor parte de aquellos juguetes estarían hoy prohibidos por la Unión Europea como regalos peligrosos para la infancia porque eran de hojalata y los niños podrían cortarse con ellos. De los que se llevan ahora ( Wii, Nintendo DS, PlayStation,Gormiti, Polly Pocket, Hanna Montana, Ben 10 etc) no tengo ni idea, aunque me alegra saber que el Scalextric, en una versión modernizada, ha resistido el paso del tiempo. El fallecido periodista asturiano Manuel Avello escribía todos los años en La Nueva España una carta abierta a los Reyes Magos con una relación de lo que deseaba recibir en el año que comenzaba. Casi todo eran buenos deseos de paz, fraternidad, justicia, salud y alegría para todos. Ni que decir tiene que Melchor, Gaspar y Baltasar nunca le dieron satisfacción completa a sus deseos .Y también es cierto que él tampoco se desanimó. Por ello firmaba "Manolín, siete años". Lo importante es mantener la ilusión. La nuestra o la ajena. Aunque haya que mentir un poco.

 

http://www.farodevigo.es/secciones/noticia.jsp?pRef=2009010600_5_286195__Opinion-ilusion-otros

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