sábado, febrero 28, 2009

USTED


Aquel día, durante el receso de la mañana, conversé con un compañero de trabajo y la parada resultó del todo regocijante. La carnicera del supermercado al que suelo acudir tras la jornada laboral para hacer la compra, mostró un ánimo ingenioso y divertido: tanto que aún me quedé un rato acabado mi turno. En la cafetería del barrio, antes del almuerzo, coincidí con algunos de los compañeros del Club de Montaña e hicimos planes para caminar, una ruta a cubrir el próximo fin de semana de mantenerse la bonanza climatológica. Luego, en casa Azucena descansaba pues trabajó en horario nocturno, y sorprendí su despertar con una ensalada de macarrones al queso como a ella le gustan. Ocurre que uno de los dichos, gente normal, afable, de la de todos los días, me asesinó antes de concluir la jornada. Y a ustedes puede pasarles lo mismo. Más: usted puede ser el asesino.

1 comentario:

Noelia A dijo...

Es un relato que indaga sobre el presente, quizás, y sobre la incertidumbre en que nos sumerge el futuro inmediato.
El humano siempre piensa que las cosas no van a sucederle a él, pero es al humano a quien le pasa. Siempre pensamos con tal parcialidad que nos olvidamos que somos parte de la masa y que, como parte de la masa, algunos engrosaremos la franja de las estadísticas negativas.