domingo, enero 16, 2011

PORQUE NO ES UN DÍA CUALQUIERA


Buscábamos el sol, cierta complicidad atmosférica como alternativa a la sobremesa, entre café y café. En vez de acudir al parque más cercano quisimos sitio a la orilla de la mar y, cuando sólo la voluntad de caminar sobre la arena nos separaba del oleaje de guardia, apenas unos girones de rubia flama o resol último, quedaban para satisfacer la ilusión que motivó un paseo así, de tarde de domingo. Soplaba una brisa de enero y poco a poco, la mar que pareciera quietud lacustre supuso un remedo escocés de bruma cenicienta a la espera de que emergiera el monstruo de Ness. Te propuse un “Tea Party” a la orilla del Támesis verdadero y me contestaste como ya dijera el Forges, “Mariano calvorota como brilla tu pelota”… El sábado puse mi cráneo en manos del rebanador de cabelleras y, de regreso hube de pasar el examen pericial que exiges tras un trato como el del que doy cuenta. Tu te haces la amorosa deparándome loas y mimos al examinar la obra del peluquero, aunque en verdad frotas de la frente a la nuca cual si esperaras la súbita presencia de un genio benefactor de ti misma. Sin embargo, me amenazas con el divorcio si, como sospechas, termino por quedarme calvo. Pero dijiste Mariano, Mariano Rajoy. “Pestes”, término que viene a mi cerebro sobre todo por lo mucho que lo ha utilizado Antonio Fraguas, “Pestes: contra Mariano, ZP”. Y tu contraatacaste calificándome de “tontolahaba”, insulto del que podría decírnoslo todo Pancracio Celdrán, erudito y sabio valenciano como tú- por lo de la comunidad es que me atrevo- cualquier día de domingo, como hoy, a su hora durante el programa que presenta Pepa Fernández en Radio Nacional de España: NO ES UN DÍA CUALQUIERA… El caso es que continuamos ahí ese pulso extraño- muy de nuestro gusto en ocasiones- consistente en una demanda de ingeniosas afrentas verbales- eso creemos nosotros, que son un dechado lúdico- intentando quedar por encima del otro por agudeza o aplastamiento. Es cierto que comenzaste floja intentando saturarme con el curioso mantra mediante el que me informabas de lo que yo ya estaba comprobando: “El mar está más lejos hoy; el mar está más lejos; el mar está más lejos…”. Mas, luego, tuviste tus momentos. Como cuando sostuviste que en ese restaurante donde nos abrasamos con el “cafelito”, sabían que te ibas a casar pero no con quién. Otras veces insistes que es el que te gusta para reunir a los dos o tres que puedan acudir como comensales que celebren nuestra unión- por el escasísimo presupuesto que tenemos- y que soy yo el que no quiere casarse… ¿Y al final? Que mañana es día de escuela, que tendré que chincharte para que pongas una meriendita que terminaré poniendo yo, que “me gusta cuando callas porque estás como ausente” y prefiero todo de ti menos tú: es que, a veces, te presentas en aluvión y me anegas con tu “oceanidad”. ¿Ves? Otra oportunidad de decirte que te quiero aunque haya de ser a mi manera: eso sí, My way, siempre en versión de Frank Sinatra, a la orilla de un mar de verano, granizado de limón en mano y a tu vera.

No hay comentarios: