sábado, enero 17, 2009

LEYENDA URABANA Nº 6


Puede engañarse quien quiera, pero no es verdad. Se tilda de falsa y con cordura se desautoriza la opinión general cuando es empecinamiento: no hay más gente por las calles porque nieve. Debe desconfiarse de las imágenes que se nos ofrecen por televisión incluso. Oportunidades como las que se contemplan mediante la sintonización de la tele en cualquiera de los canales que dan servicio, también las ofrecidas en directo, son componendas cuyo logro tiene que ver con el concurso del primer grupo de curiosos ciudadanos que se prestan a las mismas. Individuos convencidos de lo que sea y dispuestos a lo que se les demande con tal de aparecer ante las cámaras. Manipulando que es gerundio, manipulando la manipulación… Si es como cuando llueve. Aumenta el tráfico, cierto, sin embargo es a los efectos de compensar la ausencia de peatones. Éstos, entonces, paraguas en ristre, como cucarachas que galopan para todos lados al verse perseguidas, avanzan buscando un lugar a cubierto porque las humedades, salvo a orillas de la mar o en la piscina, están mal contempladas. Las personas somos seres a los que nos gusta contemplar los toros desde la barrera, aunque parezcan multitud los que desafían al morlaco en encierros y otros eventos también llamados taurinos. Se mueven más esos temerarios de los que digo, hacen más ruido, pero al echar cuentas, negro sobre blanco: habas contadas, como las del roscón de reyes, que con una que haya  escondida vale. Y, especialmente desde que la mayoría de los vivos- de entre la humanidad digo- vivimos en las ciudades, gran parte de los que van y vienen sobre el asfalto o a pie gastando zapatos, son obreros. Asalariados municipales que cumplen una función de extras. Igual que en el cine. Es para dar ambiente. Lo que no se sabe es que pasará de ahora en adelante. Quizás con esto de la crisis y el desplome de la “industria del ladrillo”, suceda un periodo de austeridad que obligue a los ayuntamientos a reducir gastos. Desde luego, si se ve más gente en las oficinas de desempleo es porque muchos de los que hasta ahora mordían el pan ganado tras deambular jornada tras jornada cual si en verdad fueran a algún sitio, tendrán que esperar el regreso de las grandes superproducciones y el cine épico. Si es que ya lo cantaba Luis Eduardo Aute: “… toda la vida es cine y los sueños cine son”.

1 comentario:

Noelia A dijo...

Triste realidad, alasalamar. Me gusta este blog, asi que con su permiso, lo visitaré a diario.