martes, marzo 03, 2009

REVISTA DE MARTES


Me gusta cuando callas porque te duelen los labios de tanto beso.

Y si esa plétora supusiera haber compartido contigo tamaña voluptuosidad,

fuera gloria en vez de agrado lo que experimentara.

Respiras tranquilamente y evitas conjugar verbo alguno.

Tu diafragma asciende y se relaja a la par del sopor que se ha apoderado de ti

y yo te recito estos mismos versos sin saber que aún están por escribirse.

Afuera llueve y es plata líquida la tarde.

No plomo, no humo, no taciturna vaguedad.

Es fiesta porque te reconozco a mi lado aunque el día se revista de martes.

He olvidado lo que fuimos porque no soy dueño de mí, lo sabes.

Pero quizás estás callada porque si me dices que me amas

y que yo te amo y que ha sido así desde cientos de años antes,

hurgaré en los pliegues de las bolsas de mis ojos

e introduciré mis dedos entre los blancos cabellos que todavía peino

para identificar ese latido blanco por impoluto de nuestra vida.

Y moriré al ver un muro impenetrable en vez del iris de tus ojos.

Ya es de noche y tomaré un vaso de leche antes de dormir:

anda, dime otra vez, ¿Quiénes somos?  

 

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