martes, julio 07, 2009

DE LA BOND… AD NUEVA


Una semana después, confirmada la noticia, Bond, James Bond, permanecía fiel a lo que, quien tuvo “licencia para matar” denominó,” ser nuevo de un ser vivo nuevo”: más pacifista que él, sólo Gandhi. Algo que trajo aparejada una serie de acontecimientos quizás previsibles, pero no por ello de inmerecido relato… Inmediatamente, toda la quincalla de ajusticiar malos, en otros tiempos material imprescindible para 007, fue puesta a disposición de la Confederación Internacional de Chatarreros, CONINCHA, mediante pública subasta. “M” se jubiló al fin. Miss Monneypenny, desengañada luego del último capricho “de la joya del M16”, hízose con un ramo de margaritas a fin de despejar dudas pétalo a pétalo: refugiarse en los pequeños pero consoladores brazos de Hércules Poirot o proponer a Holmes y Watson un trío. Y “Q”, “Q” languidece, ya sin clientela a la que ofrecer la inverosímil panoplia de artefactos siempre al gusto de los espectadores adictos al cine de bofetadas elegantes. No debería extrañar a nadie un desenlace seguramente próximo a la despedida fluvial: suceso contra natura posiblemente escenificado en Londres tras inmersión lastrada de plomo en las aguas del Támesis.




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