miércoles, agosto 23, 2006

QUIEN A HIERRO MATA

No abriría la boca por más que notara torrencial su fin garganta arriba. Era orgullo de la casta con que nació y, a pesar de lo poco que iba a permanecer en pie, tragando las candentes riadas de su postrer aliento, quiso ver la muerte del otro. Nadie se ocupaba ya de su suerte, todos los ojos eran ojos para el atravesado. Es lo que puede suceder sobre la arena. Quien se siente dominador, maestro, dueño de los lances que se suceden, jaleado por la muchedumbre que desea los ternos bien empapados de plasma, y artífice de todos los engaños, cita, emplaza, pincha, marea y da cuantas estocadas necesita para licuar en sangre al enemigo. Pero se descuida, nada más teme los derrotes, ese imprevisible giro de cabeza tras la que va todo el cuerpo, que concluye con una acometida y se resuelve con dos puñales que se afilaron durante años a la sombra y al sol en la dehesa... El celebrante se cree a salvo si ha acuchillado tantas veces como se lo propuso y, tal vez algo molesto porque estaba seguro de su éxito con el primer “volapíe”, mientras sus lugartenientes arrastran el paño sobre el albero para que humille quien se empecina en vivir, piensa si ha de acercarse a las tablas y pedir el verduguillo. Es entonces hora de la hora y así ha pasado. Ahí está la prueba: el matador, seguramente ya difunto porque el estoque atravesó su alma, conducido por los compañeros de faena a toda prisa a ver si los galenos pueden resucitarle. Sin embargo, el que será jalado más tarde por un arreo de mulillas, contempla el asombro sobre el graderío, cuando los últimos latidos de su corazón se manifiestan...El mayoral le contó lo que hacían algunos de sus compañeros en la plaza... “Tensa los músculos y escupe de tu lomo el último acero recibido. Irá abandonando tu carne despacio. Pero con el impulso final, si lo escupes bien, si lo haces decidido y vengador, lograrás enviar la espada a dos o tres metros de distancia. Yo he sido de los tuyos y aunque te crío para la muerte, es justo que te ofrezca la venganza”... Como hace un momento.... Se le doblan las rodillas, la vista cesa. Quien a hierro quiso matarle...

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