No fueron muchos días pero pensé que, de producirse, las fiebres y demás trastornos se originarían de inmediato. Quizás haya que esperar algunos días más pero el ESTRÉS que se produce, según dicen, al concluir un periodo de vacaciones, puedo decirlo claramente, no ha hecho mella en mí. Estoy como siempre, cosa que no es perjuicio ni ventaja, y declararlo así, libremente, supone admitir que vivo en perfecto estado para afrontar las responsabilidades laborales que me son propias. Por lo tanto el SÍNDROME POST VACACIONAL o no existe o topa con una barrera de salud en mí que, sin embargo, pudiera causarme algún que otro contratiempo... ¿Por qué? Pues porque en dos localidades de CASTILLA LA MANCHA, de cuyo nombre no me quiero acordar, Guardia Civil y Policía Local- en un lugar unos y en la otra plaza el cuerpo benemérito- se ausentaron de su noble tarea aquejados de este tipo de padecimientos sicológicos. El origen del mal de todos estos respetables guardias obedecía a causas distintas que las que pudieran relacionarse con el retorno al trabajo tras las vacaciones, pero se trataba de bajas por ESTRÉS. Y si un médico recibe, asiste y diagnostica por tales valores, aunque entre uno de los colectivos cundiera el pánico ante la posibilidad de asumir una comandancia que nadie quería y entre los del otro la carga de trabajo les tuviera al borde del desmayo, nadie podría afirmar que los galenos o facultativos correspondientes hacen trampas o actúan con cierta manga ancha, ¿no?... Pues si alguien piensa lo contrario estará de acuerdo conmigo en que el ESTRÉS, ocurra luego de las vacaciones o antes de ellas, es un mal moderno, de moda, que igual sirve para un roto que para un descosido. Se quejarán los sicólogos y se quejarán los siquiatras y se quejarán los terapeutas y se quejará María Santísima, pero por más que pasen los siglos, la picaresca es algo irrenunciable en lo que respecta a los nacidos en la parte insular y continental de este país que llamamos aún ESPAÑA. Y vale más baja por ESTRÉS y que el que venga detrás arree, que civismo responsable y profesional. ¿Acaso nadie se da cuenta que lo que les pasó a los trabajadores de tierra del aeropuerto barcelonés de EL PRAT era un ESTRÉS traumático que no supieron atender los servicios médicos y personal sanitario, y dio lugar a un comportamiento de huelga salvaje y depredadora que en ningún caso desearon?... Pues bien, como yo no sufro esos síntomas de sudores, tembleques, pesadez, taquicardia y ansiedad, quedo incapacitado para hacer de mi capa un sayo y pedir la baja como todo hijo de vecino que quiere unir puentes, acueductos o días de asuntos propios- que no recuerdo ahora como les llaman- hasta lograr una autopista de absentismo bien pero que muy bien pagada. Una triste gracia, vamos. Un desafuero como pocos. La insoportable levedad del tío bolo que termino por ser... En fin, como diría el Forges, “y yo con estos pelos”...
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