lunes, noviembre 26, 2007

CATÁSTROFE EN LA COCINA


Tengo fama de "buchón" y mi aspecto no hace sino confirmar esas espectativas. Y como esta tarde fui acusado, injustamente, de saltarme todas las reglas del comedimiento "despachándome" una ensaimada como poco, busco en la lírica amparo y sin querer dar respuesta con lo que sigue, cumplo con la determinación de alternar prosa y poesía en este blog. De lo de mis apetitos, solución otro día.




Catástrofe en la cocina




de Luz Méndez De La Vega




El silbato de las hirvientes jarrillas

rompe el silencio oloroso a cebolla

en las limpias y pacíficas cocinas

que se llenan de su música arcaica

de viejo ferrocarril en miniatura.

Las jarrillas de silbato

han sido hechas para aquellos

que olvidan siempre

apagar la hornilla, como yo,

para preocupación tuya.

Hoy, estrené la jarrilla

esmaltada de rojo y asa negra

que confiados compramos ayer

para evitar catástrofes frecuentes

por mis constantes olvidos.

Al principio fue sólo su "gor-gor'

suave como ronronear de gato

el que cautivó embelesada.

Luego, fue su agudo silbato

-imperioso y mágico-

el que hizo irrumpir en mi cocina

sobre los rieles del ensueño,

oloroso a caña y cintronela,

el verde campo de la costa

con sus sembrados de milpa y banano.

El paisaje parpadeó veloz

por las ventanillas

del ruidoso tren

de negra y humeante locomotora

que me llevó

-adolescente en vacaciones-

entre campanas, banderazos

y olor a petróleo

hasta la vieja estación

del pueblo de mi abuela.

Y así, sobre la locomotora

roja y negra de mis sueños

alucinada por el silbato

de mi nueva jarrilla

me olvidé, otra vez,

-para desesperación tuya-

de apagar la hornilla.

http://www.poema-de-amor.com.ar/mostrar-poema.php?poema=6672

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