Terminaré por defraudar a los que leen este Blog... o no. Lo digo porque hace días que no escribo algo de mi propia autoría. Pero no se dirá que tengo mal gusto en cuanto a los textos que escojo para poner aquí. de momento hoy, de Mario, don Mario Benedetti...
LA MENDIGA
La mendiga bajaba siempre a la misma hora y se situaba en el mismo tramo de la escalinata, con la misma enigmática expresión de filósofo del siglo diecinueve. Como era habitual, colocaba frente a ella su platillo de porcelana de Sèvres pero no pedía nada a los viandantes. Tampoco tocaba quena ni violín, o sea que desafinaba brutalmente como los otros mendigos de la zona.A veces abría su bolsón de lona remendada y extraía algún libro de Hölderlin o de Kierkegaard o de Hegel y se concentraba en su lectura sin gafas.Curiosamente, los que pasaban le iban dejando monedas o billetes y hasta algún cheque al portador, no se sabe si en reconocimiento a su afinado silencio o sencillamente porque comprendían que la pobre se había equivocado de época. Mario Benedetti.
viernes, mayo 05, 2006
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