miércoles, julio 05, 2006

ENCUENTRO CON LA BELLEZA

Dice el poeta cordobés Pablo García Baena entrevistado para BABELIA, suplemento del diario EL PAÍS, en ejemplar de éste sábado uno de julio: “ La belleza es la vida, con toda su complejidad. Hasta los basureros con las gaviotas pueden ser bellos. Esa terrible imagen de las gaviotas... Antes eran unos seres que se identificaban con la belleza del mar y ahora se han desplazado hasta la basura. Puede cambiar el sentido que teníamos de la belleza, pero hay hermosura en cualquier cosa por humilde que sea.” Pues bien, luego de reflexionar sobre tal aserto, polemizaría con el vate de tenerlo como interlocutor en este mismo momento. Y lo haría porque no me parece que la belleza pueda encontrarse en todos y cada uno de los rincones de este mundo o en cualquiera de los sucesos del existir. No la aprecié en los campos de exterminio nazis, por ejemplo, ni la considero ahora en los chulescos rostros de Txapote o de Otegui. No me parece posible en cualquiera que sea la manifestación de violencia tan habitual entre seres humanos. Mucho menos en aquellas de las que yo mismo soy autor. Pero, aunque puedan reconocerse los horrores del combate entre la gente, unas veces guerra, otras terrorismo, demasiadas pura y simple barbarie, inevitable testimonio de lo más odioso en cuanto a la condición de seres racionales que nos corresponde se refiere, ni siquiera desde una complacencia estética, tampoco en el caso de desproveerse de prejuicios y adoptar una actitud sensible hasta el más insignificante detalle, encuentro oportunidad para percibir destellos de ese bien que se admira con gozo. Incluso un trance de legítima defensa carece de resquicios desde los que apelar a esa presunción mencionada por García Baena. De modo que, quizás, donde hay que poner el acento es en otra cosa. Si hablo de la violencia como ejemplo de un territorio en el que la belleza me parece imposible- las gestas guerreras y los poemas épicos tuvieron razón de ser en otras edades cuando las circunstancias y valores de vida eran bien distintos- es por elegir nada más una parte del todo en el que podría decirse que predomina el obstáculo dicho. Pero lo cierto es que deberíamos poner a nuestro servicio, al particular y al comunitario, un talante despejado que propicie el hallazgo. La actitud valiente de los que son capaces de descubrir un latido de emoción en el seguramente inopinado actual dominio de las gaviotas, como señaló el acreditado autor de LOS CAMPOS ELÍSEOS, nuevo libro que, tras más de década y media de silencio, publica el autor de ochenta y seis años. Al fin pues, coincido con García Baena en la predisposición al encuentro con la belleza verificando- según creo que se debe hacer- que hay lugares en donde no es posible. Desconozco con seguridad si lo que postulo subyace entre las sabias palabras del poeta que traje a colación al principio de lo hasta aquí leído, pero, ahora que no está, me atrevo a creer que ese era el encuentro con la hermosura al que se refería.

No hay comentarios: