miércoles, julio 26, 2006
NUBE VACÍA
El concepto “nube vacía” puede llegar a constituir la voz coloquial que faltaba para departir como corresponde, mientras se aguarda en la parada del autobús, esperando turno para comprar el pan, a la vez que se saluda al quiosquero o durante la cerveza del aperitivo en la taberna. Es una expresión escuchada en la radio y original de Félix García Pérez, reconocido periodista que realiza su labor informando en Onda Cero Guadalajara desde hace ya bastantes años. Ha sucedido que, al notificar la predicción meteorológica para el día de hoy en la capital y provincia castellano manchega, explicó la ausencia de precipitaciones a pesar de la posible aparición de frentes tormentosos al final de la jornada. La metáfora es elocuente y disuade de toda esperanza en lo que respecta a la recompensa- transitoria porque nadie desea un verano “pasado por agua”- que todos creen merecida luego de semanas ardientes propias de la estación que precede al otoño. Las altas temperaturas, la ola de calor, el sofoco, y ahora, junto con los demás términos que se relacionan con el “estío: manual de instrucciones, usos y costumbres”, la nube vacía, que es como la vista general de un poblado en las películas del oeste americano: un escenario en el que todo es pura fachada como bien se advierte al cruzar, por ejemplo, el umbral de entrada al SALOON... Porque “nube vacía” puede ser la apelación lírica a una necesidad, la expresión alegórica de un deseo que se manifiesta considerando su reverso. Porque lo que la gente quiere durante estos tres meses de verano es el oportuno chubasco que de lugar a un ambiente algo más fresco, lo que pudiera ser una NUBE PREÑADA- no más de una criatura porque no es época de familia numerosa- que lleve en la barriga lo que a la “manga- riega” se le censura dado el decreciente nivel de reservas en los embalses. Y es así que se vive soñando con el paraguas siquiera por una tarde, pero confiados en la nube vacía como elemento reafirmante de lo que debe ser el imperio del sol. La nube vacía indica el triunfo de un periodo que, si se viera trastocado, como sucedió en ocasiones, a causa de la repetida aparición de tormentas, suscitaría el descontento general ya que prescindir de la “chamuscante” cita con el astro rey supone para muchos una imposibilidad vacacional, tal vez origen de muy inquietantes y nuevas patologías. Se pretende la graduación de los humores solares a conveniencia, igual que se regula la temperatura en muchas casas de hijos de vecino- sea mediante aparatos eléctricos, con el abanico o con el botijo- o la sensación térmica, pero el verano es lo que es y a nadie debería sorprender por estas latitudes. De modo que la NUBE VACÍA tranquiliza, su presencia obra a favor de la comunicación al permitir especulaciones sobre su verdadera naturaleza y, por oposición, estimula los sueños con un aguacero reconfortante. Para que luego digan que la fantasía, la creatividad informativa, es causante de interesado desconcierto.
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