lunes, junio 25, 2007

CIGARRAS Y HORMIGAS





Por Alberto Barrera.




Durante ese verano, ese otoño y esa primavera la cigarra cantó, leyó libros maravillosos, se hinchó de frutas de comarcas lejanas, fornicó y bebió hasta desfallecer, durmió sobre el humo de las ramas del sauce. Mientras, la hormiga -que sabe leer y conoce la historia- saqueó con su modestia la montaña, llenó de hojas, migajas y restos de vecinos muertos toda su cueva. Meticulosa, la hormiga pasó el año ahorrando para cuando el viento y la lluvia feroz.

Y llegó el invierno (como suele suceder en la literatura y en el mundo) y arrasó con todos los planetas. Del reino sólo quedaron raíces y hojas de plátano, susurros atrapados bajo el hielo, cadáveres simples y pequeños (cigarras y hormigas, por ejemplo).

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