Madrid no se acaba pero me despido. Queden mis pasos sobre el asfalto como besos imborrables.
La memoria del espejo
Por Marta Roldán
Guarda entre sus recuerdos de mercurio
el espejo tu espalda contorneada
y las redondas líneas de tus muslos
junto a la cascada negra de cabellos
que cae sobre cuello, hombros, brazos
de mi cuerpo a gatas delante de tu sexo.
Conserva entre dos gotas, el espejo,
una gota de sudor que has hospedado
y, por repetir la realidad a contramano,
se dejó una filmación de tu álter ego.
Retiene entre las partículas de vidrio
su envidia hacia el calor que provocamos
y no le alcanzó su extensión para encontrar
a estos amantes en cada espacio de la casa.
Pobre sordo, se ha perdido los jadeos.
(de Gujuria).
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