jueves, enero 10, 2008

EL SUEÑO


Es tarde, como siempre, pero nunca tanto como para declinar una de esas invitaciones de la vida que se dan sólo cuando se dan. Digo que, atendiendo unos asuntos que me llevan lo suyo en LOSCUENTOS.NET, la compañera MIRIANDIAZ solicita la dirección de este cuaderno. Se la doy, obtengo la del cuaderno de ella y leo un texto magnífico firmado por MAGDALENA. Le pido permiso a MIRIAN para ponerlo aquí y establecer un enlace permanente que comunique a los interesados en explorar otros mundos, sean como son, además, cargados de imágenes sugerentes, eróticas, artísticas sin excesos pero contundentes como corresponde a una de tantas verdades de la vida, y una muy buena prosa. Le pido permiso y lo obtengo. Por eso el sueño que sigue es una pieza mágica, un SUEÑO de los que conviene... A criterio de cada cual queda, por otra parte, ir a EL GOCE... ese peligroso placer... pero lo recomiendo.




EL SUEÑO

Por Magdalena

http://elgoceesepeligrosoplacer.blogspot.com/

Los buenos presagios vienen en colores, en clara oposición a la oscuridad de las malas noticias. Llegan desde el aire, desde los descuidos de la divinidad. Llegan de la mano de los niños. Traen las buenas nuevas sin saber que son buenas, las traen igual que las manos sucias, de modo inevitable y natural. También llegan como polvo en las alas de las mariposas y como aroma en las flores. Están en todas partes, en forma y modo evidente; pero nosotros somos propensos a leer los malos augurios, incluso a inventarlos.

Así ocurrió durante un tiempo. Solo llegaban cuervos por aquí o por lo menos eso creíamos. Los encontrábamos en las sombras de las hojas, en el agua derramada, en la huella de los gatos. Tanto se repitió la costumbre de la mala suerte que terminamos por no distinguirla. Empezamos a vivir días de rutina o sea de nada. Pero el lunes en la noche, todo cambió

Estábamos acostados leyendo y de pronto empezó a caer una gota del techo. Las goteras no son muy frecuentes en los edificios, pero ahí teníamos una y a medianoche. Apenas empezamos a levantarnos para ir a ver al vecino del piso superior, cuando las gotas aumentaron su frecuencia y variaron su color. En pocos minutos el piso se transformó en una paleta con pintor ausente. No salíamos de nuestro estupor que ya teníamos en la habitación una mancha negra. Hormigas en perfecta formación. Subimos a la cama y nos abrazamos. Yo empecé a rezar, pero eso no detuvo ni las gotas ni las hormigas. En pocos segundos miles de pequeñas patas se llevaban un poco de pintura y dibujaban en la pared.

Creo que nos desmayamos. A la mañana no había rastro ni de mancha ni de hormigas; solo una paloma de colores en la pared de la derecha. No mencionamos el tema porque no estábamos seguros de haberlo vivido. Pero una cosa es cierta… los cuervos se han marchado desde la última limpieza

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