A pesar del paso de los días, no deja de ser noviembre un mes de cementerios y de sustos, entre otras cosas...
UNA TARDE FUERA DE LA VIDA
Eduardo Olivares
Aquella tarde en el cementerio, Carmela paseaba distraída. Estaba allí por casualidad. Sin nada más qué hacer, se había topado con esa extraña puerta que daba hacia un pequeño y exquisito jardín, mismo que al ser traspasado daba con unas tumbas. Atraída por sensaciones confusas e inexplicablemente magnéticas, estaba allí. De hecho, a ella siempre le había repugnado cualquier cosa relacionada con la muerte y con los panteones. Estaba allí, sin saber el por qué. Hasta que lo supo de golpe: frente a ella se levantaba un mausoleo de delicados contornos tallado en mármol. Atrapada por su encanto se acercó. Súbitamente, la atracción hacia la piedra fría se transformó en horror infinito. En la lápida de la tumba majestuosa podía leerse en perfecto español Carmela Díaz Vélez 1889 - 1933 y, un poco más arriba coronando las palabras de fulgor ancestral y algo deteriorada por el polvo, pudo ver una foto suya que apenas se había tomado días atrás...
Con un zumbido seco subiéndole por el espinazo, sus pies se transformaron en ágiles animales que la sacaron aullando del lugar.
http://www.ficticia.com/cuentos/unatardefuerade.html
miércoles, noviembre 08, 2006
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