sábado, noviembre 04, 2006

UNA VERDAD INCÓMODA


Parece ser que, UNA VERDAD INCÓMODA, el documental dirigido por Davis Guggenheim que tiene como valedor principal al ex vicepresidente de los Estados Unidos durante la administración Clinton, AL GORE- luego derrotado por George Bush hijo y, por ese descalabro, apartado voluntariamente de la política- podrá verse a partir de este primer fin de semana de noviembre. La película es una nueva llamada de atención, o así se anuncia, al extremo cuidado de la naturaleza si lo que se quiere es mantener un entorno diverso y enriquecido, no sólo tolerable para la humanidad, sino afín a todo el resto de la vida. Aún estamos a tiempo, se nos dice, y, seguramente llevan razón. No está demostrado que la actividad del ser humano sea determinante para acelerar el cambio climático que se está produciendo, aunque hay muchos indicios que apuntan a tal veredicto. Ni se sabe si lo que vemos como principio de la catástrofe se produciría igual de no darse los inconvenientes tóxicos atribuibles a las sociedades industriales desarrolladas o en proceso de desarrollo: todo es discutible. Sin embargo, es verdad que algo ocurre y nos cuadra exigir a las administraciones, políticas inequívocamente encaminadas a satisfacer un estado del bienestar que, hoy por hoy, lejos de todo bien, insiste en la confrontación y el deterioro de la Tierra. Esto, es evidente, sin olvidar lo que a cada uno de nosotros toca. Somos los beneficiarios de un orden social que no escatima obras, aún las más perniciosas, siempre y cuando exista un beneficio. Y, por desgracia, conforme a la premisa que acaba de leerse, casi puede decirse que, progresar, es cancelar el futuro... Dicho esto, también se hace mal concediendo crédito a quienes aparecen ungidos por la luz de los profetas del Apocalipsis, y engrosan sus cuentas corrientes- sobre todo cuando como el ahora conferenciante, señor Gore, tras sentarse en uno de los sillones de más poder del planeta, sin pestañear siquiera a favor de la solución de estos problemas, se postula cual estrella rediviva- o a aquellos que, desde alguna poltrona, alzan su voz a favor de unos intereses ideológicos no del todo claros. Y en este caso me refiero a la actual ministra de Medio Ambiente, alguacililla del agua, la señora Narbona. La reina de las desaladoras y reciente “Paca”, por “Paco que viene con las rebajas de los sesenta litros por barba y si gastas más tarifazo”, en la presentación del “film” ya mencionado, abundó, “más papista que el Papa”, en la denuncia de quebrantamiento que puede avecinarse. Porque lo increíble, la cínica actitud que asombra, es la que se dio cuando, doña Cristina, ministra de un gobierno que va a comprar derechos de contaminación a países solventes en lo que respecta a los compromisos de Kyoto, sin recato ninguno en el momento de hablar antes las cámaras, hizo todo lo posible para erigirse adalid de unos valores que no sé si serán los suyos en la práctica: es el ejemplo de los que no saben descubrir la viga en el ojo propio... España ya era con los gobiernos de Aznar uno de los estados más cochinos del orbe, es cierto. Mas, bastante tiempo después, investidos de ecologismo gracias al talante de Zapatero, las estadísticas, datos y documentos internacionales, aseguran que no hay cambios en la plaga si no es que se ha empeorado. Y estas si que son verdades incómodas. Verdades que no terminan de asumir los políticos y a las que los ciudadanos contribuimos sin poner mucho de nuestro coleto. Desde luego no hasta que nos amenazan, nos multan o nos encarcelan. Y si es incierto lo que digo, compruébese qué trato tenemos con el hábitat, sin engañarnos. Sobre todo en las ciudades, origen mayoritario de la actividad humana, y también en los abandonados campos y territorios rurales: cualquiera con un poco de interés y curiosidad verá, desde las inmediaciones de su casa, los jardines llenos de basura, el lugar donde se deposita la misma utilizado sin orden ni concierto, el descuido de los automovilistas a la hora de revisar sus autos a fin de evitar la difusión de más y peligrosísimos humos “fumados” por todos. Y, a más o menos distancia, los parques naturales, las riveras de los ríos, los caminos y senderos de montaña y las costas, enclaves turísticos por excelencia, sucios, dañados o a punto de supresión... Esto es lo que hay, y no solo el retroceso de los glaciales, el ocaso de los hielos en los polos o las brechas en la capa de ozono, por supuesto sucesos muy importantes. Es en lo “doméstico” donde podemos. Ahí nos toca a los de a pie y quien no quiera verlo, allá películas..

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