lunes, enero 15, 2007

BELLAS Y BESTIAS


Hace apenas unos días supe que la emisora privada de televisión, Antena 3, se proponía ofrecer un nuevo espacio de los “bautizados” como de TELERREALIDAD. Se trata de CAMBIO RADICAL, cuyo proceso de selección de candidatos ha de verse dentro de la difusión diaria de EN ANTENA, otro de los espacios de dicha empresa de comunicación. La noticia, leída entonces en un diario de tirada nacional- si no menciono el nombre es porque no recuerdo cual- ofrecía dos imágenes. De esas de “antes- después”. Y ya no tuve duda de lo que se estaba generando. Sí, porque una de las instantáneas mostraba el rostro bien poco agraciado de una mujer quien, como tocada por la varita mágica del viejo Merlín “artúrico”, aparecía a continuación, espléndida dama de irreprochable presencia. ¿Cuál es el problema? Pues que se da otra vuelta de tuerca, otra más, en ese afán de la industria en comercializar lo explícitamente humano. Ocurre con las relaciones entre personas vistas en los Grandes Hermanos o esos otros programas en los que las personas ponen en juego los valores de sus vidas o hacen para dirimir asuntos personales, sentimentales, de vecindad o de familia. Ocurre con los que en nombre del oropel y el interés por la fama abundan en aspectos de portería, soez y escatológicamente al descubierto. Estos y todos los otros que puedan sumarse a la lista. Y ahora, ahora se sustituye lo que debiera ser responsabilidad e intervención sanitaria, como ya ocurrió hace poco- y con tal apelación señalo lo extremo- con la operación de rostro practicada a una mujer hoy feliz con el “cambio radical” experimentado, por usos y costumbres del mercado que generará expectativas y frustración, además de ahondar en injusticias latentes. ¿Por qué? Pues téngase en cuanta el elenco de responsables médicos supervisores del proceso de admisión que se está desarrollando a fin de dar a conocer la serie de “monstruos” a los que se reinsertará durante los sucesivos programas de Cambio Radical: un equipo multidisciplinar al frente del cual se encuentra Javier de Benito, Presidente de la International Society of Aesthetyc Plastic Surgery (ISAPS) considerado uno de los mejores cirujanos plásticos del mundo. Toda una llamada al negocio por el negocio- que este señor y sus ayudantes, indudablemente brillantísimos profesionales, ni son hermanitas de la caridad ni lo pretenden- mediante el reclamo de hacer el bien y entretener. Un propósito repugnante cuando de lo que se trata es de exaltar el triunfo de unos pocos, privilegiados por una lotería trucada, en detrimento y frustración de otros muchos, pacientes además de una ansiedad innecesaria: el correspondiente a la desilusión trágica que sufren los que contemplan su aspecto exterior contrario al usualmente aceptado por la moda imperante o, simplemente, conociendo que una deformación de nacimiento, por accidente o enfermedad, no van a tener solución salvo que, en una barraca de feria televisiva, luego de superar el proceso de selección con que se designa a los elegidos, lo logren… Por cierto, proceso en nada parecido a una lista de espera para gozar de un trasplante de órganos, pero para mal… Todo esto sin contar la inducción al engaño cuando se trata de valores. Los menos agraciados según el canon que a la sociedad convenga en un momento dado, igual se sienten y son hermosos y dignos de presentarse como ejemplo de maravilla. Cosa que será así hasta que la presión arruine sus conciencias. Ocurre, bien se sabe, con las personas que sufren bulimia y anorexia… Mas, claro, sorprendernos no nos vamos a sorprender, ¿verdad? No cuando ha tiempo que aceleramos cuesta abajo y sin frenos. Y ese sí que va a ser un cambio radical: el del cambio o al cambio por el disparate último.

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