martes, enero 16, 2007
MAMARRACHOS
No es la consola sobre cuyas teclas pulso para que se vayan imprimiendo las palabras que conforman este texto la que me avisa. He dudado antes de comenzar y, poéticamente, podría inclinarme a creer que el uso diario confiere trato y, por lo tanto, comunicación. Pero, a los efectos de lo siguiente, mejor dejarlo para la fabulación. El caso es que algo me exige cuidado, prudencia. Es un principio de prevención que debo tener presente para evitar confusiones innecesarias. Así pues, ellas, serán cuestionables por sus actos, no por el hecho de ser mujeres las responsables de los mismos. Y, ¿Quiénes son ellas?... Carmen, una mujer gaditana de 67 años que ha dado a luz gemelos y Ana María Ríos, la peluquera de Arcade. Ésta última es nativa de otra localidad gallega con negocio y residencia en la primero mencionada y fue noticia cuando, a la vuelta del viaje de su “luna de miel”, fue detenida en Cancún, México. Se le acusaba de tenencia de munición y detonadores de explosivos. Luego, a la par que diarios y televisiones se hacían eco de su caso, los peritos determinaron que todo se trataba de un error, en tanto en cuanto sus huellas no estaban en las piezas que alguien debió deslizar, por razones que se desconocen, en su equipaje. Ahora sin embargo, después de haber cosechado la solidaridad de vecinos y foráneos, aparece como su madre la trajo al mundo aunque algo más desarrollada, en la portada y páginas interiores de la revista Interviú. Alega la protagonista de esa colección de instantáneas “pre o postcocinadas*” para justificar tal demostración de eroticidad que los gastos de su defensa en el país azteca sumaron un montante cuantioso, cantidad que no tenía previsto gastar y quebraba su economía. Y, bueno, lo importante no es salir desnudo, desnuda, en una revista, por ejemplo, ya que en los “tostaderos” de verano los cueros más o menos estéticos se ofrecen encarnados y descarnados con toda generosidad sin que pase nada. La cuestión es dilucidar si la elección que se toma a fin de solventar un revés económico, la que escogió esta ciudadana, es la correcta, la admisible moral y éticamente, o no. Más aún cuando ya se anuncia, si es que no se produce efectivamente, la participación de la misma “estrella” en varios programas de televisión del ramo de la chusma y está pendiente la publicación de un libro donde la dicha cuenta sus peripecias. Hoy en día buscar el reconocimiento y la recompensa por el camino del medio, por el atajo, es asunto que está, parece ser, considerada como obra de tipos espabilados y, por tal cosa, dignos de aplauso. Poner en juego la inteligencia, el esfuerzo, la audacia, quizás el ingenio, no. Eso lleva tiempo y, en muchas ocasiones, es escasamente productivo. A algunos les convence más lidiar en plazas de segunda siempre y cuando el toro lleve afeitadas las astas. Y es también lo que puede ocurrir en el futuro con la “abuela- madre” andaluza: ¿quién dice que esta señora para cuyos hijos será una anciana de setenta y siente años cuando ellos tengan diez, que puede dejarlos huérfanos a los veinte, no “estimulará” a revistas y espacios televisivos para patrocinar la vida de sus retoños y lo que a ella le queda de existencia? Porque claro, la carga que habrá de soportar esta “jubilada” en cuanto a gasto de pañales, potitos, ropas, etc, igual es imposible con su minuta de pensionista. A lo peor ya se gastó sus ahorros en los viajes a una clínica en Estados Unidos para lograr el embarazo ya resuelto… En fin, otros dos ejemplos de deshumanización, si es que le tenemos aprecio todavía por el buen significado de la palabra, que se justificarán, no se olvide, por el consumo que de sus “mercancías” hagamos quienes observamos todo esto unos con interés y morbo y otros con verdadera perplejidad. En LA PARADA DE LOS MONSTRUOS de Tod Browning podrían haberse incluido algunos de estos mamarrachos modernos.
*Por el uso que suele hacerse de dispositivos informáticos a fin de retocar las imperfecciones de lo fotografiado.
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