domingo, mayo 06, 2007

POR EL OJO DE LA AGUJA


En días como estos, cuando basta una mirada para que se origine uno de esos cataclismos sociales tan propios de la humanidad, el cuento que se leerá pudiera ofender a terceros. Sin embargo, es sólo un cuento. Una pieza para el recreo o la reflexión que convoca a unos o a varios en tertulia...



POR EL OJO DE LA AGUJA

Está nublado en el desierto; los tres Reyes Malos no pueden dar un paso más sin la guía del lucero. Acampan. Cuando se les termina el alimento, destripan a los camellos y beben sangre. Gaspar huye con el oro, el incienso y la mirra. Baltazar lo persigue hasta darle alcance y cercenarle ambas manos por robar tan preciados regalos. Baltazar vuelve al campamento. Melchor ha comido los restos de los animales y duerme. Baltazar lo degüella y su cabeza rueda por las infinitas dunas. Baltazar entonces mira al cielo y grita: ¡Dios, haz que se despeje, de lo contrario seguiré matando!


Pero Dios le envía la más torrencial de las lluvias y le dice: No puedes matar a nadie más. Estás solo.


Las aguas han tapado casi por completo al último rey. Antes de ahogarse, farfulla: ¡Cómo que solo! ¿Y tú?


Lilian Elphick Latorre


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