Si me diera igual no me llevaría un tiempo la búsqueda. Reunir los versos en una caja, agitarlos dentro de la misma, abrir y esparcirlos por el aire y morder uno, con las pinzas dentales de los dedos, para que se quede aquí pegado como calcomanía. Pero no me da lo mismo y llega la media noche. Hora de quita y pon y pin y pan , pan para la fantasía...
Confesión
Por Beatriz Badaui
(a Julián)
Gira la ronda de las horas mías
fiel atalaya que me juzga alerta
que no descubra mi comarca abierta
pues encierra, sutil, mis fantasías.
Pintada de ternura está mi ronda:
un niño con su luz me desafía
a extraviarme en el cielo, a que sonría
con su misma ilusión, carirredonda.
Surcan mis horas música, papeles
aromas tenues —corazón de menta—l
ibros y amigas que al pasar varían
sueños platónicos que son vergeles
capaces de vestir la Cenicienta
capaces de lograr que otros se rían.
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