El sabor del tiempo
Por Nana Rodríguez Romero, poeta y narradora.
En el siglo XVII, M. de Villager, angustiado por la oscuridad de la noche y la imposibilidad de calcular el paso del tiempo en sus desvelos, inventó un reloj de tacto cuyas manecillas marcaban las horas con un dispositivo que contenía el sabor de las especias en lugar de números.
Así Villager, si bien no podía ver los números, se hizo un experto catador del tiempo. Una noche al estirar la mano para saber qué hora era, se sorprendió pues no pudo reconocer ese extraño sabor en uno de sus dedos.
Mucho después pudo comprobar que el tiempo en si infinitud, a veces se hace empalagoso
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