sábado, julio 14, 2007

¡LEVÁNTATE Y ANDA!


La siesta, ese trámite de holganza que proclaman los sabios ahora casa de salud cuya medida es cosa de minutos o promesa de pijama y orinal como diría el maestro Cela. La siesta, a la que me entrego generoso y de la que han llegado a darme la voz con la que finalizan las siguientes rimas de Becquer a fin de que surta efecto lo inmediato y cese...





Por Gustavo Adolfo Becquer



Del salón en el ángulo oscuro,

de su dueña tal vez olvidada,

silenciosa y cubierta de polvo

veíase el arpa.


¡Cuánta nota dormía en sus cuerdas

como el pájaro duerme en las ramas,

esperando la mano de nieve

que sabe arrancarlas!


¡Ay! pensé; ¡cuántas veces el genio

así duerme en el fondo del alma,

y una voz, como Lázaro, espera

que le diga: «¡Levántate y anda!».

No hay comentarios: