Lo bueno es encontrar la excelencia y he de decir que no siempre están a la par de las urgencias en las que se mueve este mundo nuestro. Por eso ha sido muy grato demandar referencias y encontrar en la menos esperada de las servidas por el "señor Google" un paso previo a la consecución de la joya que quiero compartir esta noche con todos. Y es tan así que, en la revista ELDÍGORAS, se lee sobre el autor... "David Sánchez Juliao, colombiano, con formación en literatura, comunicaciones y sociología, ha publicado novelas, cuentos, fábulas y testimonios con prestigiosas editoriales de Colombia y otros países. Ha sido tres veces premio nacional de cuento y una de libro de cuentos, lo mismo que Premio de Novela Plaza y Janés con "Pero sigo siendo el rey". De esta novela, como de otras de sus obras, se ha hecho una versión para televisión difundida ampliamente en muchas lenguas. Sánchez Juliao ha sido traducido a varios idiomas y ha residido, por razones académicas y diplomáticas, en varios continentes. Recientemente obtuvo el Premio Internacional Dulcinea 2000, otorgado por la Asociación Cervantina de Barcelona... Por lo tanto, disfruten de lo que sigue:
ALMACOSARIO
Por David Sánchez Juliao
1. ZAPATO ZAPATA
Por David Sánchez Juliao
1. ZAPATO ZAPATA
Zapato Zapata fue un zapatito que un lunes cualquiera decidió fugarse de la zapatería y salir a predicar de vitrina en vitrina, de almacén en almacén, de fábrica en fábrica, de taller en taller, pidiendo a zapatos, chanclas, sandalias, zuecos, pantuflas, tenis y botas que se fugaran como él de la vida ciudadana y se fueran al monte o a la clandestinidad urbana, no con el propósito de crear nuevos focos guerrilleros ni mucho menos con la intención de hacer la revolución, sino con el sólo objeto de que la gente, por fin, ante la ausencia de calzado, se viera forzada a poner los pies en la tierra.
2. ENTRE LÁPICES
En una fábrica de lápices para la exportación, dos lápices conversaban un día:
— ¿Y por qué fabrican aquellos colegas sin borrador?
— Es que esos van para la América Latina.
— ¿Y eso qué es?
— Una tierra lejana en donde nadie reconoce errores.
3. PARO CARDÍACO
Los corazones del mundo (todos) decidieron un día entrar en huelga. Habían sentido que estaban siendo usados para manifestar sentimientos contrarios a la bondad de la naturaleza humana. Fue así como en una asamblea general ordinaria de la A.M.C. –Asociación Mundial de Corazones— se decretó un paro cardíaco general. Fue el fin del mundo, acontecido de la manera más insólita y menos esperada. La gente fue cayendo al suelo en sus casas, en las calles y en todas partes. Y no hubo temblor de tierra, ni fuegos extraplanetarios, ni inundaciones, ni voladura de torres, ni catástrofes de ningún tipo. El mundo se acabó por donde más se sentía la maldad.
4. YA ERA TIEMPO
Nadie en la relojería pudo entender, ni mucho menos justificar, que las aspiraciones de aquel relojito humilde fueran las de llegar a ser reloj despertador, y las de aprender alpinismo, para así subirse al pico más alto de Los Andes, poner la alarma a las seis de la mañana y campanear, campanear y campanear, hasta que todo el Continente despertara de su sueño.
5. CAUSA ULTIMA
Un revólver Colt-45 agarró un día una pistola, se la llevó a la sien y se metió un tiro. Lo hizo por decepción amorosa: no había podido conseguir el amor de una 32-corto. Como sucede con el alma de todo suicida, sus balas no fueron al cielo ni al infierno sino que quedaron penando para siempre en un eterno errar por el mundo.
6. DON MOLINO DE LA MANCHA
En un lugar de La Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivió un molino de esos de aspa de maderos, harina antigua y lúgubre interior. Un día comentó a su molino vecino:
— Mirad, señor, vienen allí caminando hacia nos... un par de bultos de trigo.
— ¡Que no son bultos de trigo, tontarrón –exclamó el vecino—. Que son un caballero andante y su escudero!
— Que son dos bultos de trigo, os digo. Los estoy viendo con mis propias ventanillas.
— A vos, señor —volvió a hablar el primer molino—, os ha empezado a afectar tanta lectura.
© David Sánchez Juliao
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