Los días “de” proliferan y desconozco si existe un calendario que registre fechas en las que se recuerda algo, existe un propósito a realizar o se celebra lo que fuere más allá de las consabidas citas con onomásticas, bodas, bautizos, comuniones festividades del amor, los padres, Navidad, carnavales o Semana Santa. El caso es que ya hemos dejado atrás una nueva edición de “EL DÍA SIN COCHES”. Ocasión para demostrar y demostrarnos que somos capaces de reservar el utilitario para asuntos verdaderamente indispensables apostando por el trasporte público. Se cierran calles principales y se abaratan los precios de los autobuses hasta la gratuidad general. ¿Y cual es el resultado? Pues un sin fin de molestias en lo que respecta al tráfico sin que mejoren las prestaciones de las opciones que nos ofrece la administración, y el olvido. Tal vez la consecución de cifras estadísticas en las que aparezca el dato testimonial de los románticos, de quienes se suman con entusiasmo en pos de la utopía, convencidos - y no sin razón- de la oportunidad a la que dan lugar los primeros, pero nada más. Me temo que una empresa como la narrada tendría éxito si se premiara a los ciudadanos, pero con algo tangible. Algo como un electrodoméstico, un juguete electrónico, entradas de cine, cosméticos o vales de compra para hacerlo en los grandes almacenes. Entonces ya se vería… Es más, me imagino o quiero creer en la inclusión de costumbres, como la pretendida hasta ahora mediante un recordatorio anual, en los distintos textos que suponen la nueva asignatura EDUCACIÓN PARA LA CIUDADANÍA. O eso espero de la labor realizada por parte de los sabios compiladores de todos aquellos detalles cuyo aprendizaje es imprescindible estén en un programa como el dicho. Una apetencia elemental si se pretende un futuro mejor, más cívico, justo y sano en progreso. Más vale la convicción, para asegurarse la transmisión duradera de lo que se pretenda, que recurrir a la coacción o la coerción. Sobre todo cuando las leyes son tan blandas con los infractores… Ahora bien, si lo que hayan de aprender los alumnos- sí, chicos y chicas- a fin de prepararse para ser ciudadanos con plenos derechos y obligaciones el día de mañana, lo hacen en inglés, cual proponen los dignatarios de la Comunidad Valenciana con el beneplácito de la ministra de educación, me parece que haremos mal pan. Pan para salvado. Pérdida de tiempo y mala fe política. Porque combatir lo que no se sabe como va a resultar por el sólo hecho de sus procedencia es de manifiesto capricho y ganas de quebrantar la obra ajena precisamente por serlo. Es de un imaginario miserable y empecinado en negar el día antes de saber si va a salir el sol. Así pues, colabore la oposición en mejorar lo propuesto desde los gobiernos, si es que tiene ingenio y capacidad para ello, estén alerta los primeros y generosos para tomar de lo bueno que el adversario oferte, y cese este desgranar fechas que quedan en la cháchara de cada día sin oficio ni beneficio. Seguramente se puede abundar en el respeto, en la participación, en aceptar deberes como se reclaman derechos sin caer en autoritarismos ni merma de libertades.
domingo, septiembre 23, 2007
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