miércoles, septiembre 12, 2007

DEL OTOÑO DE LOS CATETOS Y LA MINISTRA


Dice la ministra de educación, doña Mercedes Cabrera que, para combatir las bajas que se producen en la comunidad escolar por renuncia a continuar los estudios, los alumnos de 1º de bachillerato promocionarán a curso superior incluso con cuatro asignaturas suspendidas. Es igual que admitir adecuado el desnudo artístico de presentadores y presentadores de un programa de noticias temiendo el descenso de la audiencia. ¿Se imaginan en esa tesitura a Matías Prats o a Lorenzo Milá?... La cuestión es que los estudiantes están de enhorabuena porque, venidos al mundo y criados en una sociedad que postula la consecución de lo que sea aplicando la ley del mínimo esfuerzo, residentes en villas y ciudades cuyos vecinos no ven mal la pérdida de valores que sufre el individuo a fin de mejorar la eficacia productiva y hacer de la misma una economía triunfante, concurrir a un centro de estudios a tontas y a locas, eligiendo dónde, cuando y como repartir los pocos esfuerzos que se exigen para permanecer bajo el santo palio de las arcas familiares, es un episodio de finales del verano que supone un último empujón de buen sol sobre las arenas de esa mar en calma sempiternamente deseada. Podría ser, incluso, que una de las asignaturas víctima de las anchas mangas de doña ministra fuera la estrella del gobierno presidido por el señor Rodríguez, EDUCACIÓN PARA LA CIUDADANÍA. Y si es así, qué ateas e incívicas van a resultar las futuras generaciones. Mucho más que las presentes. Por lo tanto, estamos ante un ministerio y un gobierno que nos propone rebajar la excelencia de la enseñanza como mejor solución para que los chicos y chicas españoles hagan el recorrido normal de un inicio de vida dedicado al estudio sin desmayos o desbandada general. Porque, ¿Cuánto se van a esforzar los profesores en su labor diaria a la vista de lo que algunos de los que estarán bajo su tutela tienen previsto en mente? ¿Cuánto, si para aprobar “todas” menos las cuatro que les sean más antipáticas invertirán el tiempo y esfuerzo necesario y nada más? Pues es de esperar que, advirtiendo ellas y ellas lo que hay, me refiero a los estudiantes, cunda la desidia y se apure ese margen de rebaja que parece mentira venga del ordeno y mando ejercido por una persona que hasta éstos sus días de ministra fue docente. Doña Mercedes se equivoca y se equivoca grandemente. Si lo que ya se da como reforma sin marcha atrás no topa con un ministro cual el de economía- regidor que acaba de oponerse a las pretensiones de castigar la tenencia de viviendas sin alquilar por parte del ayuntamiento de Sevilla a la vez que frenaba el proyecto de Sanidad conocido como “dentista gratis”- se va a consolidar la catástrofe. Si los índices estadísticos nos sitúan desde hace tiempo como farolillo rojo en la lista de las excelencias educativas, optaremos a tal puesto perpetuamente. La verdad es que con noticias como esta a nadie debe extrañar que la desesperanza sea cada vez mayor. Dirán que hay cosas más graves, de inmediata y necesaria resolución. Y puede ser que sea cierto con toda objetividad. Sin embargo la degradación social de la que tanto nos quejamos tiene sus pilares más importantes en la deficiencia que los planes de enseñanza de la democracia, desarrollados o no, traen aparejada y que, con medidas como la anunciada solo puede recrudecerse. Bien les valdría a los gestores del ministerio, a los responsables de lo mismo en las comunidades autónomas y a los representantes de la oposición, dedicar más tiempo a ofrecer soluciones imaginativas a la par que eficaces, porque el barco se hunde y lo que le espera es una sima de incalculable profundidad. De verdad, una tragedia.

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