miércoles, agosto 12, 2009

¿Y QUÉ SERÁ DE MÍ?


En una de sus magníficas composiciones, Silvio Rodríguez afirma que, “… el problema señor/ sigue siendo sembrar amor”. Un precioso mensaje. Belleza que se quiebra, no obstante, cuando el acontecer diario muestra hasta que punto puede ser de refractario el mundo e inconsecuente con sus propias necesidades. Por eso es amarga la contrariedad, advertir que, lo que uno no sabe medir es el escaso trecho que existe entre ese procurar semilla para el bien y encontrarse en la encrucijada del rechazo precisamente por obrar a favor de lo que se entiende como bien común. Porque, cuando hay que dar por estimable que la contribución de un ser humilde, el esfuerzo que ha de hacer para contagiar bienestar, justicia y dignidad al planeta y a sus iguales, tiene que ver con lo más próximo, es ahí donde pone, en esa periferia de la vida, vuelca lo mejor de sus dones y, simplemente, quiere. Y sería un empeño fascinante pero no, no es tan sencillo como parece. Cerca, siempre hay alguien que te besará como Judas. Incluso, sin necesidad de patrulla romana que venga a detenerte, profiriendo insidias a tus espaldas, mencionándote para mal, atento a acuchillarte pero para que mueras lentamente. Y para que mueras mientras te besan…

Y aquí es donde puedes acusar a los otros, administrar tu bilis y clamar contra todas las ofensas recibidas, recitar las veces en las que ha sido engañado y, cuando menos, exigir respeto…

Pero es igual, batalla perdida, demasiado tarde.

La culpa es de uno por olvidar que es un desperdicio brindar margaritas a los cerdos.

Así que, aprendida la lección, convendría romper las canciones de Silvio y, ya en el fango, actuar con la misma doblez de tus mentores- allí donde fueres haz lo que vieres, se dice también- repartiendo sonrisas falsas como quien regala cromos.

Sin embargo, como aquel Carabel de Wenceslao Fernández Florez, incapaz de actuar como malvado por más empecinado que fue, yo tampoco sé acudir y relamerme debajo de la máscara. No sé, no puedo…

¿Qué va a ser de mí?

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