martes, septiembre 12, 2006

ORACIÓN URGENTE Y DESESPERADA

¡Oh Dioses, dioses ciertos, mitológicos, literarios, dioses de nuevo cuño, fuerzas de la naturaleza, homologadas o no científicamente, hechiceros, magos y brujas: fervorosos como cuando nos acordamos de vosotros, igual que de Santa Bárbara cuando truena, rogamos uséis vuestros poderes para que descargue sobre el territorio que corresponde a las coordenadas en que estoy pensando, la tormenta perfecta: no solo porque haga mucho tiempo desde la última vez que llovió tantos litros por metro cuadrado como para merecer el nombre dicho, sino para detener lo que se avecina durante los próximos siete días! ¡Que llueva que llueva, la Virgen de la Cueva, pero que llueva justo cuando más confiadas estén las hordas de vociferantes y uniformados primates que, provistos de todo tipo de contenedores etílicos, atravesarán el centro de la ciudad proclamando una fiesta de la que se creen únicos y necesarios protagonistas! ¡Que llueva sobre ellos y sobre sus simpatizantes y no precisamente café! ¡Que llueva y si el huracán deviene en una precipitación de batracios, traguen ese sapo sin redención posible! ¡Que llueva, oh, Dioses, dioses ciertos, mitológicos, dioses de nuevo cuño, fuerzas de la naturaleza, hechiceros, magos, brujas, Zetapé, MariaNo, y si no es posible ese derramamiento de granizo, al menos confundan los chubascos a las huestes del ruido y la basura de modo que solo les de ganas de orinar en sus respectivos cuarteles y allí lo hagan! ¡Que llueva, trasladen la tropa a la que llaman peñas lejos de la civilización y queden por siempre en un recinto ferial próximo al infierno! ¡Que llueva y tengan hijos y sobrinos, y se vean obligados a librar una batalla campal entre ellos solos para recoger una dulce limosna, agradando luego a los mencionados infantes con caramelos! ¡Qué llueva y las verbenas solo sean posibles con sordina! ¡Que llueva y el chunda- chunda de los chiringuitos, atracciones y tómbolas queden en un hipo o ronroneo como el de un teléfono móvil privado de sus tonos y politonos! ¡Que llueva oh, Dioses, dioses ciertos, mitológicos, dioses de nuevo cuño, fuerzas de la naturaleza, hechiceros, magos, brujas, MariaNo, Zetapé, y si no es posible la lluvia, suceda una ola de calor tal que ardan los de los mandiles y camisetas de colorines cual si se tratara de una combustión espontánea y solo atribuible a un celo pirotécnico que supondrá atracción local pronto equiparable a otras demostraciones de gusto por la pólvora como la que es propia de tierras levantinas! ¡Qué llueva, que desaparezcan a su modo, como se consumen las ristras de una traca, pero, oh Dioses, dioses ciertos, mitológicos, dioses de nuevo cuño, fuerzas de la naturaleza, hechiceros, magos, brujas, Zetapé, MariaNo, que parezca que fue un accidente!

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