viernes, febrero 23, 2007

LA SIESTA


Le conceden propiedades casi mágicas y se reconoce como un invento genuinamente español: ¡qué cosas!




Por los Hermanos Álvarez Quintero


En un rincón de un patio fresco y ameno,

que alegran y perfuman aves y flores,

una niña morena, que tiene amores,

duerme, puestas las manos sobre su seno..


Sueña, y al grato hechizo de cuanto mira

a través de la bruma de lo soñado,

se dilata su seno blanco y rosado,

y su boca de grana se abre y suspira.


Luz del alma ilumina su rostro hermoso:

se encienden sus mejillas, tiembla y sonríe,

y más con lo que sueña su amor se engríe,

y es cada vez su aliento más anheloso...


Murmura luego su nombre: nadie contesta...

Abre sus ojos negros con mudo espanto,

y al ver de sus quimeras roto el espanto

volviendo al sueño dice: ¡Bendita siesta!

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