Explicar cómo se elige un relato que tiene que ver con el té o con una determinada forma de infusión que pudiera parecer té y concluir con esta pieza, la que se leerá, habitual de la página aragonesa ELFOS- digo habitual por la temática- sería, casi sin duda, un nuevo hito en este venir y quedarse de palabras, emociones y oportunidades para la reflexión. Pero no, lo dejaremos a beneficio de inventario...
XANAS, FUENTES Y FILOS
Las xanas son las hadas que habitan en zonas del litoral del norte de España, en el Principado de Asturias. Al lado, en Cantabria, se les llama Janas o Anjanas. Las xanas aparecen relacionadas siempre con la Naturaleza y el agua. Donde hay una xana, hay también un tesoro y un hilo, o filo, del que habrá que tirar y llegar hasta el final. De esta manera, la xana podrá ser desencantada.
Xana es una palabra de dudoso origen, pero sin duda, indagar en su etimología nos acercará a antiquísimas raíces mitológicas y podrá arrojar alguna luz en medio del neblinoso mundo de las hadas españolas. Y como es habitual hablando de seres fantásticos, hay una riqueza de teorías para explicar el origen del nombre. Quedémonos, a nuestro parecer, con dos: xana derivado de una palabra celta que hace referencia a lo blanco, por un lado, o bien jana como una antigua palabra que en la Edad Media se utilizaba para designar a las hechiceras. Algunos creen que deriva de la diosa Diana, pero nos parece un poco forzado. En todo caso, podría aceptarse que procediera de nombres relativos al dios romano Juno. Una última posibilidad que apuntamos como mera hipótesis personal, sería un parentesco con el nombre de Juan o Juana, relativo a las noches de San Juan, pues este nombre se le da a muchísimos personajes de las leyendas españolas.
Como todas las hadas, la Naturaleza es su hábitat, y cuanto más asilvestrada y bella se conserve, más posibilidades existen de hallar una xana. Eso sí, esta especie habita allí donde fluye una limpia corriente de agua. Las xanas viven en fuentes, ríos y lagos, y aprovechan la superficie cristalina para contemplar su deslumbrante belleza. Al mismo tiempo, como necesitan dedicar mucho tiempo para peinar sus abundantes cabelleras, el agua les sirve para humedecer sus peines de oro. La piel blanquísima, el color dorado de su pelo larguísimo, sus cuerpos mostrados con primitiva naturalidad, y sus voces que compiten con las de los trinos de los pájaros, se convierten en redes de las que pocos hombres pueden evadirse.
El mito de la xana está emparentado con el de la hilandera, y así como en Aragón o La Rioja la filadera es constructora de dólmenes primigenios, también a la xana se la relaciona con estos megalitos, de los que se dice que ocultan sus palacios. La xana hila un filo de oro, después de tender la madeja a la luz de la luna. Cuentan viejas leyendas que en el Monte Naranco hay una fuente de la que brota un hilo de oro. Más de una aldeana ha cogido su extremo, y ha ido tirando de él, mucho rato, el hilo no parece tener fin... hasta que se rompe. Entonces el hilo desaparece, y resuena el lamento de la xana que aguarda al otro lado, sujetando el otro extremo, pues al no llegar a ella, no puede romperse el encantamiento al que está apresada.
Porque hay que saber que muchas xanas están condenadas a custodiar tesoros de gran valor, la mayor parte de las veces consistentes en piezas sagradas, cálices, cruces, aras... Pero junto a ellas vive el auténtico guardián del tesoro: el cuélebre, el dragón. Aunque sobre este punto, los conocimientos legendarios vuelven a ser confusos, y se llegan a contar historias de xanas que, como Melusina, se convierten en cuélebres, horribles criaturas gigantescas de aspecto reptiliano.
Cuando no hay cuélebre por en medio, el afortunado o la afortunada caminante que se topa con una xana, si la coge de buen humor, puede obtener de ella un rico obsequio. Es bueno tener la mente presta, y soltar la lengua que haya podido quedar apresada por el asombro o el arrobo ante tal belleza. Porque vamos a desvelar unas palabras mágicas que hay que pronunciar ante una xana para lograr su favor. Son éstas:
-Toma la mía pobreza,¡dámela tu riqueza!
Cuentan que una costurera obtuvo así unas tijeras de oro, después de ayudar a una xana en el momento de dar a luz. Precisamente, otras leyendas sobre las xanas hablan de que cambian a sus hijos por bebés humanos, y también que, quizá por no existir seres masculinos de su especie, suelen enamorarse y unirse a hombres, con quienes tienen descendencia y con quienes viven, siempre que su pareja no descubra su origen, o no rompa alguna misteriosa promesa con la que se obligan de por vida.
© 2002 Chema G. Lera
http://www.aragonesasi.com/elfos/08/s02041xa.htm
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