Por Ángel González
El otoño se acerca con muy poco ruido:
apagadas cigarras, unos grillos apenas,
defienden el reducto
de un verano obstinado en perpetuarse,
cuya suntuosa cola aún brilla hacia el oeste.
Se diría que aquí no pasa nada,
pero un silencio súbito ilumina el prodigio:
ha pasado
un ángel
que se llamaba luz, o fuego, o vida.
Y lo perdimos para siempre.
1 comentario:
Precioso.
Letras que no pasan desapercibidas.Es realmente bello y llega con facilidad.
Nélida (Claraluz)
Publicar un comentario