viernes, abril 13, 2007

MISIONES PEDAGÓGICAS


La primera tentación, tras pasear por Orihuela es tomar los versos del poeta Alicantino y regalar a los presentes la eterna voz de quien fue "Perito en Lunas". Pero, a la orilla del maltratado río, del Segura, pensé otra clase de tributo. Quizás, esta vez, algo en prosa escrito. Por lo demás, la obra del poeta...



MISIONES PEDAGÓGICAS


Por Miguel Hernández, poeta.


He hecho una sola misión y ha sido por tierras, mejor dicho, por piedras salmantinas. Inolvidables para mí los espectáculos de los cuatro pueblos en que estuve y sus gentes de labor... Recuerdo sobre todo una mujer con cara de terreno labrantío...


Como el viaje fue por los finales de abril, salí a cuerpo limpio para allá. El frío me cogió, y tuve que pedir auxilio a la capa del alcalde en el primer pueblo, a la del maestro en el segundo, a la de un labrador en el tercero y a la de otro en el cuarto.


Un suceso: el cura de Rincones -casado por detrás de la iglesia-, una cabeza de cerdo americano, rubio y rosa, se dirigió, con el sagrario abierto y el cáliz en la espalda, al pueblo en plena misa del domingo de Ascensión y clamó y trinó contra los ateos destructores de la iglesia que habían llegado al pueblo, citando frases de la Biblia, de los evangelios y suyas de los sermones. Los campesinos lo escucharon severamente, algunos comulgaron, cantaron el Tedeum, y después nos dijeron que el cura hacía negocio con la cera y las ermitas y que era un tío putero. "Aquellos dos zagales son suyos y de la... - de dijo uno señalándome dos rubiancos arrebatados, y añadió socarrón- : ¡Y quince o veinte más que andan por ahí desperdigados!" Por la noche todo el pueblo y gentes enteradas del caso de otros se agruparon alrededor nuestro en la cuadra donde proyectamos cine y dijimos romances. Por falta de espacio, la chiquillería admiró la cosa colgada de las vigas como de las butifarras.


Otro suceso: los campesinos de Ahigal de Villarino nos recibieron -éramos tres los de la misión- recelosos y cejijuntos. Preguntamos al maestro el porqué de aquella actitud y nos dijo "Creen que venías a platicar contra don... -el dueño de aquellos campos, no hago memoria del nombre-: y dicen que si es así os iréis malparados." Tan diferentes nos hallaron de lo que ellos pensaban que dormimos en la casona de don... no sé cómo y aquella misma tarde iban hombres y rapaces dando calles abajo la noticia y la hora de la función, que así designaban nuestra labor, con caracolas y cencerros alborotados.


El cementerio de este pueblo era como un corral para dos toros, los hoyos en piedra viva y de escasa profundidad. El maestro nos contó: "Este año pasado enterraron al tío Nicolás, el viejo más robusto del pueblo. No cupo todo el volumen de su cuerpo en el hoyo y se echó poca tierra encima. A los tantos días mientras jugaban los zagales, se les cayó al cementerio la pelota, entró uno por ella y salió con las narices apretadas escupiendo y diciendo: "¡Cómo huele el tío Nicolás, señor maestro!"."


El osario es un rincón de la plaza: allí están acumulados los huesos, y las calaveras del pueblo que va pasando. Advertí en esto la indiferencia con que tratan en aquel lugar la vida y la muerte.Otro suceso: en el último pueblo hicimos la segunda misión en pleno campo, proyectando el cine contra el muro de la iglesia. Era cosa de ver los labradores sentados sobre arados y carretas volcadas, la cigüeña de la torre asustada, los candiles con que alumbrarnos en la vara levantada de un carro, las estrellas temblando de frío por mí, y yo envuelto en mi capa parda de un labrador.


http://mhernandez.narod.ru/misiones.htm

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